12. Huida.

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La mañana se despertó con un alboroto inusual que resonaba por todo el castillo. Extrañada por la ausencia de damas de compañía, Visenya intentó salir de su alcoba solo para descubrir que la puerta estaba cerrada con llave, impidiéndole el paso.

Forcejeó con la puerta, pero esta no cedía. Intrigada por el bullicio, se aproximó a la ventana buscando pistas sobre la causa de tanto alboroto, pero no logró detectar nada inusual afuera.

Al no obtener respuesta al golpear la puerta, su instinto de supervivencia la llevó a buscar cualquier objeto útil en la habitación. Agarró el atizador de la chimenea, dispuesta a usarlo como defensa, y también tomó una pequeña navaja que solía llevar consigo, asegurándola en su muslo con una liga. Estaba lista para enfrentar cualquier situación desconcertante que se interpusiera en su camino.

Vestida solo con su camisón de dormir y sin más prendas a la vista, Visenya se sintió en un aprieto, ya que las mismas damas que la asistían eran las encargadas de cuidar su ropa. La sospecha crecía mientras intentaba cubrirse, convencida de que algo no estaba bien; la ausencia de motivos para encerrarla generaba una incertidumbre preocupante.

El forcejeo en la puerta activó sus sentidos de alerta. Sosteniendo el atizador en posición defensiva, aguardó, lista para enfrentar a la persona que intentaba abrir la puerta, preparada para defenderse si fuera necesario.

El alivio la invadió cuando Sir Erryk logró abrir la puerta y se presentó con una reverencia. Aunque aún cautelosa, bajó el atizador al reconocer al caballero, un fiel servidor de su madre y abuelo.

— Mi princesa. — Visenya asintió, depositando su confianza en él. El caballero le ofreció una capa negra para cubrirse mientras explicaba la situación con premura. — Tenemos que irnos pronto. Te llevaré a Pozo Dragón. Todos se reunirán allí, pero si llegas antes, podrás partir en Balerion.

— Sir Erryk. — dijo Visenya, ya más calmada pero aún con inquietud, mientras aceptaba la capa. — ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué me han encerrado aquí? — La preocupación se reflejaba en sus ojos, buscando respuestas que le brindaran claridad en medio de la confusión.

— El rey ha muerto. Planean coronar a Aegon rey y capturar a la princesa Rhaenyra cuando regrese a desembarco del rey para su boda. — Visenya quedó en shock, pero Erryk la guiaba para que siguiera caminando. — escuché decir que vendrían por usted, pues cuentan con que esté presente en la coronación y así los pueblerinos no hagan mas escandalo.

— Usurpan el trono de mi madre, y por ende el mío también. Iré por mi dragón y los quemaré a todos vivos.

— Princesa, piense primero en alertar a su familia. Su madre y Syrax no son guerreras, si llegan aquí antes de que usted se vaya será peligroso. — Ambos ya habían salido de la habitación y caminaban por los pasillos teniendo cuidado de no ser vistos, pero el castillo estaba extrañamente vacío.

— ¿Dónde están todos? nunca había visto tan vacío el castillo.

— La reina Alicent los ha encarcelado a todos para que no divulguen la noticia. — escucharon a varios guardias correr, por lo que se quedaron escondidos unos minutos. — mire princesa... tengo que hacer algo antes de irme, mi plan era sacarla de la habitación pero ahora usted podrá ir por su dragón sola, conoce el camino perfectamente. Yo iré a recuperar la corona del rey Viserys y la llevaré hasta Rocadragón como símbolo de mi lealtad a su madre.

— Tenga cuidado, Sir Erryk. — Visenya acomodó mejor la capucha que cubría su cabello y ambos se separaron.

El corazón de Visenya se aceleró al reconocer los pasillos familiares y secretos del castillo, tratando de deslizarse por ellos en silencio para evitar ser detectada. Sabía que para llegar a las afueras, tarde o temprano tendría que atravesar áreas más expuestas. Se encontraba en el segundo piso de una de las torres, con la esperanza de llegar a una imponente escalera de caracol que la acercaría mucho más a la salida.

La Reina Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora