La Reina Dragón.

06. La princesa y la reina.

Visenya fue junto a Danna a los aposentos de la reina Alicent, pues se le había solicitado su presencia. Los príncipes Jace, Luke, Aegon y Aemond pasarían parte del día en pozo dragón con sus dragones, excepto Aemond quien todavía no tenía uno y tenía que estar ahí para aprender mas sobre como crear un vinculo con los dragones.

Al llegar a la alcoba de la reina, los guardias le abrieron la puerta permitiéndole el acceso a la habitación sin necesidad de tocar. Danna se quedó de pie junto a la puerta, mientras que Visenya se acercó a la reina, quien estaba hablando con Helaena.

— Majestad. — La reverencia de Visenya fue elegante y breve, un gesto de respeto y cortesía hacia la reina.

— Visenya, mira. — Helaena se acercó para mostrarle al gran ciempiés que llevaba en sus manos. — tiene 60 anillos y dos pares de patas en cada uno, 240 en total. Tiene ojos, pero no creo que pueda ver.

El tono peculiar de Helaena siempre atraía a Visenya, quien apreciaba esa particularidad que la hacía única. La manera en que expresaba sus pensamientos siempre contenía un matiz de misterio, una capa extra de significado que parecía estar más allá de las palabras en sí. 

— Quería darte algo, Visenya. — Alicent tomó a la princesa por los hombros, interrumpiendo su encuentro con Helaena y la hizo caminar hasta una pequeña mesa, donde había una caja de terciopelo. Helaena se sentó en el suelo para seguir apreciando a sus bichos. — Ábrelo y dime que opinas.

Visenya tomo la caja y la abrió, mostrando un bello collar con un diamante plateado, adornado con esmeraldas. Visenya lo sacó de la caja con cuidado y dejó la caja de regreso en la mesa. El destello de las esmeraldas sobre el metal plateado reflejaba la luz de la estancia, creando un juego de colores y brillos que llamaban la atención de Visenya. El collar se sentía delicado y valioso entre sus dedos mientras lo sostenía con cuidado, admirando la meticulosa artesanía y la elegancia de las piedras preciosas.

— Es hermoso, majestad. — exclamó Visenya con admiración, girando el collar para apreciar cada detalle. — Es un regalo magnífico.

— Me alegro que lo digas. Me encantaría que llevaras eso puesto cuando se celebre tu boda con Aemond. — Pasó sus dedos por el cabello de la princesa.

La mención de la boda con Aemond golpeó a Visenya como una ola repentina. Por un instante, sintió un nudo en la garganta, aunque rápidamente trató de disimularlo con una sonrisa. El collar parecía más pesado entre sus dedos mientras intentaba mantener la compostura.

La relación de la reina con la princesa era complicada, si bien no se llevan nada mal, tampoco son muy buenas amigas. La relación de ambas es mas por compromiso e interés que por verdadero cariño. Alicent y Visenya conocían las obvias ventajas del matrimonio y que sería mejor mantener unidas a ambas ramas de la familia Targaryen.

El significado detrás de la elección del color no se escapaba a la perspicacia de Visenya. Al mencionar el negro, estaba intentando dejar claro su lealtad a su propia casa, los Targaryen, en lugar de alianzas con los Hightower, representados por el verde. Aunque no lo expresara abiertamente, esa elección significaba mucho más que simplemente la preferencia por un color.

La tensión sutil pero tangible en el aire era palpable, ya que ambos sabían que detrás del regalo del collar había una intención política. Las alianzas y rivalidades en Poniente eran un juego complejo de colores, símbolos y lealtades que a menudo se transmitían a través de los más pequeños detalles.

Cuando la reina iba a contestar, entraron unos guardias con Aemond a rastas. Alicent corrió a abrazarlo cuando lo vio despeinado y sucio, todo un desastre.

— Lo encontramos merodeando donde los dragones, mi reina. — le avisó el guardia antes de marcharse.

La escena era un caos momentáneo, marcado por la tensión y la regañina de la reina hacia Aemond. La mezcla de preocupación y molestia en los rostros de todos era evidente: Alicent manifestaba su disgusto por la imprudencia de Aemond, mientras que Helaena parecía hablar desde una perspectiva más conocedora de las travesuras del príncipe.