07. Un ojo por un... ¿dragón?

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El cambio repentino de eventos llenó de pesar el ambiente apenas llegaron a Rocadragón. La tristeza no cesaba, y apenas unos días después, una serie de noticias desgarradoras continuaron su llegada. La noticia del fallecimiento de Lady Laena impactó profundamente, pero se sumó a la pérdida aún más dolorosa con el fallecimiento de Harwin Strong.

Rhaenyra y Visenya, impulsadas por la urgencia, volaron hacia Marcaderiva, mientras que el resto de la familia viajó por mar. El ambiente en Marcaderiva era inusualmente pesado y melancólico. El dolor por la pérdida de Laena envolvía a todos, las lágrimas y los lamentos resonaban en cada rincón. Sin embargo, Jace se sentía incómodo y molesto; él había deseado asistir al funeral de Harwin, una despedida que ahora le era negada.

Visenya, sumida en sus propios pensamientos, se había refugiado en la contemplación del mar durante toda la ceremonia, encontrando poco consuelo o distracción en aquel lugar. Sin embargo, fue una sorpresa inesperada cuando Aegon se acercó, interrumpiendo su ensimismamiento y sacándola del aburrimiento.

— Mi madre lo ha hecho oficial. — Visenya observó a Aegon tambalearse, claramente afectado por la embriaguez. Ante su declaración, ella lo miró con cierta compasión, reconociendo su estado.

— ¿Qué ha hecho oficial? — preguntó, aunque su tono reflejaba un cierto aburrimiento. Sin embargo, a pesar de ello, decidió continuar con la conversación, quizás buscando algo de distracción en aquel momento monótono y melancólico.

— Me casaré con Helaena, probablemente cuando regresemos a Desembarco del rey. — murmuró con una risa cínica, tomando una copa de vino de un camarero que pasaba. — que horror, no tenemos nada en común.

— Helaena es linda y será una buena esposa. — respondió con una afirmación que parecía más una respuesta automática que una reflexión genuina. Un ceño fruncido marcó su rostro, evidenciando su propio desconcierto por las palabras que habían salido de sus labios, como si fuera una frase aprendida y no algo que verdaderamente sintiera.

— No, no tenemos nada en común. — Vació el vino de un trago y arrojó la copa al mar con un gesto brusco y despectivo. — También Aemond dijo que no debería de quejarme, que él lo hubiera hecho si nuestra madre los hubiera comprometido a ellos.

Las palabras de Aegon impactaron a Visenya, aunque ella trató de no mostrar su afectación. Aunque las palabras quizás hubieran lastimado su ego, ella optó por no admitirlo, especialmente porque Aemond, su propio comprometido, estaba implicado en la situación. Su mirada hacia Aegon reflejaba cierta frialdad, como si esas palabras no la hubieran afectado, aunque quizás su interior revelara lo contrario.

— ¿Él dijo eso? — Visenya no pensó con claridad, solo se había sentido rechazada al entender que Aemond querría casarse con Helaena.

— Sí, ese idiota malagradecido. — rio Aegon una vez mas. — que ese idiota se case con Helaena si lo desea, así te deja libre y podremos casarnos. Yo no quiero ser rey, solo te quiero a ti. — Intentó abrazarla, pero Visenya reaccionó rápidamente y se apartó antes de que Aegon pudiera alcanzarla.

El movimiento de Aegon para abrazarla resultó en un desequilibrio y cayó al suelo con un estrépito. El ruido atrajo la atención de todos los presentes, convirtiéndose en el centro de la atención en ese momento incómodo y turbio.

Otto Hightower y Aemond se apresuraron a asistir a Aegon, con Otto tomándolo firmemente del brazo para llevarlo a su alcoba. Mientras tanto, Aemond se quedó con Visenya, quien lo recibió con una mirada de desaprobación.

— Lamento no darme cuenta antes de que ya estaba molestando de nuevo. — se disculpó Aemond, consciente del historial de Aegon con Visenya y sus sentimientos hacia ella. A pesar de su disculpa, intentó acercarse a Visenya, pero ella se apartó, mostrando claramente su incomodidad.

La Reina Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora