La mañana siguiente, los cuidadores de dragones instalaron una gran red en Balerion para facilitar que Visenya subiera a su lomo. Sin embargo, cualquier intento de colocarle una silla de montar al dragón resultó infructuoso, ya que Balerion no toleraba ninguna montura en su espalda.
Antes de regresar a Desembarco del Rey, Daemon y Visenya disfrutaron de unas horas de vuelo, surcando los cielos sobre pueblos y castillos importantes para mostrar su imponente presencia. Los Targaryen compartían risas y alegría, incluso intentaron realizar carreras, aunque la envergadura de Balerion le otorgaba una ventaja considerable.
Al llegar a Desembarco del Rey, las campanas resonaron en las iglesias y las trompetas anunciaron la llegada de los dragones. A pesar de la mala salud del rey, este corrió hasta las afueras del castillo para presenciar el majestuoso vuelo del terror negro. Solicitó un carruaje para ser conducido al Pozo Dragón, donde los dragones aterrizarían.
El estruendo resonó cuando Balerion aterrizó con un rugido formidable, seguido por la gracilidad de Caraxes al tocar tierra. Visenya rió, desmontando con ágil soltura y descendiendo al suelo junto a su abuelo y Daemon.
— ¡Mi pequeña maravilla! — Exclamó el rey, estrechándola en sus brazos con afecto. — Mira nada más, mi más asombroso dragón montando al mismísimo Terror Negro. ¡Me encargaré de que todos aquí se enteren! ¡Mi princesa ha domado a un dragón!
Los tres Targaryen regresaron al castillo en el carruaje, donde Rhaenyra y Laenor aguardaban ansiosos, listos para recibir a su hija con efusivos abrazos.
— Es magnífico, el terror volando de nuevo sobre Desembarco del Rey. Simplemente precioso, ¿no lo creen? — preguntó el rey, señalando la majestuosidad de Balerion en el aire.
— Es imponente, sin duda. Pero querida, te dije que sería mejor un huevo o uno más pequeño. — Rhaenyra asintió, aunque su preocupación por la elección del dragón seguía visible en su rostro.
— Es un dragón digno de ella, madre. Es justo que tenga uno tan imponente. — Daemon intervino con una sonrisa.
— Tenemos tanto que presumir, vamos. — Laenor, con su característica alegría, cargó a Visenya sobre sus hombros, tratando de desviar la atención.
Pero incluso con la admiración por el dragón, la tensión persistía, especialmente cuando la reina Alicent se acercó con una expresión seria.
— Tus hijos Aegon y Helaena domaron un dragón hace un año y no hubo campanadas para ellos.
— Mi amor, Helaena ni siquiera ha montado a Dreamfire. — El rey Viserys respondió con seguridad. — Tengo fe en que pronto lo hará, pero no hay punto de comparación con domar al mismísimo Balerion el Terror Negro.
— ¿Y para eso has exigido campanadas?
— Es un honor para todos ver a Balerion en los cielos de nuevo, y más aún cuando es mi Visenya quien vuela con él.
La tensión en la sala era palpable, pero Daemon observaba la situación con diversión, como si disfrutara de la disputa entre los reyes. Rhaenyra consideraba la posibilidad de retirarse a su alcoba para evitar quedar atrapada en la controversia.
— Harás que Aemond se sienta peor por no tener un dragón.
— Por favor, Alicent. Algún día tendrá su propio dragón y te aseguro que recibirá felicitaciones cuando lo haga. — El rey dio por finalizada la discusión y se retiró directamente a donde Laenor se había llevado a Visenya, seguido por su hija y su hermano, dejando sola a la reina.
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La Reina Dragón.
FanfictionVisenya II Targaryen, la primogénita de Rhaenyra Targaryen y Laenor Velaryon, es la nieta del rey Viserys I Targaryen y del Lord de las Mareas, la Serpiente Marina, Corlys Velaryon. Era amada y consentida por todos aquellos que la conocían o simplem...