CAPITULO 11

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- Me hace falta una flor, una flor- cantaba Kaleb en un susurro dentro de su cuarto.

El joven estaba doblando una hoja de papel blanca para hacer origami, aunque nunca lo aceptaría del todo, amaba que ___ le regalará una flor cada semana, era un detalle que le dolía ya no tener, pero a manera de reemplazo, el aprendió a hacer rosas y tulipanes de papel en cuyos pétalos escribía mensajes de amor, con la esperanza de que, en algún momento, cuando se volviera a encontrar con su amada se las diera como regalo, terminó de arquear los pétalos de la rosa que estaba haciendo y con una tinta roja escribió en uno de ellos:

"Porque amo tu linda sonrisa, te regalo esta rosa"

La guardo en el cajón desencajado de su pequeño ropero donde guardaba todas las flores que había hecho durante ese tiempo, suspiró y se acostó en la cama a pensar un poco.

Estaba feliz, Sam había logrado encontrar a Nango y en cuanto se encontraran el la volvería a ver, y quizás con su ayuda encontrasen una forma de que el volviera a ver a ___, se preguntaba cómo había estado el reino Huachi durante todo ese tiempo, esperaba que bien, no eran malos ni nada por el estilo, no se merecían ningún mal, si tal vez habían intentado ejecutarlo pero no era nada fuera de lo común en el libro.

Quería dormir, eran al rededor de las tres de la mañana y tenía que seguir con la profecía junto con el análisis a fondo del blog de CreepyCharly, resulta que tanto German como Magician habían encontrado útil la información y ahora le tocaba a él desmenuzarla, ahora se sentía realmente idiota por haberles dicho sobre esa información, pero no lograba pegar ojo, no tenía sueño y la cafetería estaba cerrada a esas horas, lo único que se mantenía abierto siempre era la biblioteca que estaba adjunta al archivo de documentos que habían sido considerados irrelevantes.

Se paró de la cama y se fue descalzo hasta la biblioteca, tal vez estar entre tantas hojas y polvo le ayudase a tener sueño, cuando llegó, abrió con el máximo silencio posible la puerta, realmente no sabía si podía considerarse una biblioteca, era más bien  una bodega de tamaño intermedio que tenía libros en estantes viejos de metal que se habían robado de una vieja y abandonada fábrica, pero no se le podía pedir mucho, aún así el no era exigente con esas cosas, tomó una de las carpetas de papeleo que se tirarían a la basura o serviría de papel reciclado en algún momento.

Claro que tenían dinero, pero la mayoría de este iba para material y equipo del área de laboratorios, lo conseguían principalmente de donantes anónimos que se enteraban de la existencia de la organización y querían apoyar con la causa, no eran muchos pero las sumas eran bastante generosas de vez en cuando.

En la carpeta había recibos de agua, luz, unos ácidos e incluso una deuda de Cuupel a nombre de German, todo del mes pasado, los leyó de a poco sin darle mayor importancia hasta que escuchó el como una carpeta se caia, miró al lugar de donde provenía el ruido y miró los papeles desperdigados por todo el suelo de concreto, Kaleb suspiró y dejó lo que estaba leyendo para recoger los recibos del piso, pero al parecer no era lo único que había, entre la basura.

Al poco tiempo de estar recogiendo el joven se dio cuenta de que había un par de hojas amarillentas botadas, las tomó y vio dibujos junto con una extraña escritura en manuscrita muy garigoleada, similar a como se escribían los antiguos documentos, las dejo en la mesa de por ahí y siguió recogiendo el desastre de deudas, después de terminar se sentó en el banco de al lado y empezó a leer.

- La flor de los dioses- murmuró el título.

En el papel había el dibujo de una flor parecida a una orquídea, solo que esta tenía siete pétalos, tres externos y muy grandes y cuatro internos considerablemente más pequeños, en los estambres que salían de en medio de estas podía distinguir una especie de puntos extraños que no eran polen, empezó a leer y era algo interesante.

Básicamente se trataba de la leyenda de que una flor había sido creada por los mismos dioses, su último regalo para la humanidad, con cualidades curativas y protectoras a cualquier mal del mundo, solo existían siete de estas y según los papeles la número siete estaba perdida en algún lugar desconocido, a Kaleb le pareció que podría ser importante por lo que salió de la biblioteca y volvió a su habitación con las hojas en la mano.

Del otro extremo del pasillo se encontraba Sei, observando al joven que se alejaba mientras releia la leyenda, sonrió un poco, no era tan tonto como él pensó alguna vez, cuando el chico se alejó por completo el mayor entro en la biblioteca y esculco un poco su contenido, registros de antiguos agentes, desaparecidos y carteles de búsqueda archivados, como lo suponía, entre esos carteles estaba el de Kaleb cuando era apenas un adolescente, lo dejó en su lugar y abrió uno de sus portales para irse, ahora se encontraba en el techo de una escuela preparatoria un par de años atrás, su pintura verde desgastada y sus barrotes de metal oxidado.

-¡Will vuelve acá!- miro hacia abajo atraído por la voz tan familiar.

-¡Ay ya!,no me digas que le tienes miedo a unas cosquillitas- se burlaba otro niño.

Un adolescente de cabello castaño tomó por los hombros a su amigo y lo tumbó en el piso donde empezaron a jugar mientras reían, Sei quedó conmovido, el Kaleb del pasado le caía mucho mejor que el del presente, pero que se le podía hacer, de cualquier manera no estaba ahí para conocerlo, si no para investigarlo.

De nuevo en el presente Kaleb entro a su cuarto y poco después escucho el sonido de una notificación llegarle al celular, guardo las hojas en un cajón y tomo el teléfono para casi dar un grito de felicidad, era un mensaje de Daniel, rápidamente desbloqueo la pantalla y respondio:

Daniel💻:
Kaleb?

Kaleb📖:
Si soy yo.
Que bueno que me contestas estaba preocupado.
Como les va por allá?
Como esta ___?

Hubo una pausa en la conversación, el joven esperaba a que le contestaran, no quería seguir hundido en la insertidumbre.

Daniel💻:
A estado desaparecida desde Diciembre.

Fue como lanzarle un balde de agua fría en la cabeza, el poco sueño que había logrado almacenar se fue por completo y sintió acumularse las lágrimas en sus ojos.

___ estaba desaparecida y probablemente en las garras de ese monstruo.

El Sol Negro //Kaleb x Lectora//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora