CAPITULO 41

15 2 0
                                    

5.0.5 tomo la cajita de caoba en donde estaban las otras cinco perlas mágicas, Flug estaba dormido al igual que Cecilia, pero el no conciliaba el sueño, ni aún con todos los peluches del mundo ni aunque su padre le hubiera leído millones de libros de cuna, se sentía atraído a la caja, no sabía porque, pero le daba demasiada paz estar a su lado, como un extraño tipo de somnífero.

Abrio la caja y vio en ella las perlas, blancas como las nubes y sonrio, un sentimiento de nostalgia invadió su ser y solto lágrimas de tristeza, estas callaron al suelo de cemento, y de esa salada lágrima brotó una orquídea violeta de rico aroma. Acaricio ligeramente las bolitas y cerró de nuevo la caja, pero antes de lograr ponerla de nuevo en su lugar el suelo tembló.

- No pienses que volverás a salirte con la tuya- era la voz de ese horrible ser.

Del techo y el suelo emergió esta sustancia acuosa similar a la tinta, de ella salieron un sinnúmero de tentáculos que aprisionaron al oso, estos mismos tomaron de rehenes a Cecilia y a Flug, siendo consumidos por la oscuridad del lugar, 5.0.5 trato de salir de su prisión pero Black Hat no lo dejaba, las perlas eran poderosas, pero ocultas minimizan su efecto, además, estas no tomarían la fuerza suficiente hasta varias horas después de que su ritual diera inicio, "Nadie llegará en ese momento". Le arrebató la caja de caoba de las manos al oso y la dejó tirada en el cemento.

- Veras como tus huertos mueren poco a poco y después desaparecerás tu- amenazo el Lord riendo macabramente.

La sustancia se extendió por los pasillos hasta llegar a los dormitorios, dejando al oso encerrado en un capullo de masa negra y viscosa, se coló por todas las puertas hasta encontrar la del cuarto del agente castaño, no lo buscaba a él, si no a ella, quizás cuando este mirando el perecer de los demás universos le vendría bien la compañía de un bufón como Kaleb, pero aún no le era relevante.

La sustancia escaló por las patas de la cama y de ella salió  un tentáculo, amenazando con arrebatar a ___ de su sueño, pero se detuvo a apenas unos cuantos centímetros de la joven, la perla en su anillo no le permitía acercarse a ninguno de los dos, el villano gruñó, la necesitaba y no podía esperar más tiempo, las condiciones eran perfectas y no volverían a serlas hasta dentro de varios siglos.

Fue entonces que recordó algo, no serviría de la misma manera, pero si funcionaría.

"Al fin me resultas útil, Cooper", se dirigió a la guarida secreta de Demencia, aquella en la que atacó por primera vez a Kaleb, era tétrica para cualquier incauto, pero a él le parecia hasta romántica viéndolo desde los lentes de su secuaz.

Del techo colgaban varios sostenes manchados de sangre seca y descosidos  casi por completo (en algunos incluso había nidos de lombrices y cucarachas), había deportivos, de media copa, tipo corset y demás variedad  digna de una verdadera coleccionista. El olor a putrefacción le resultaba extasiante y se relamio lo que simulaban ser sus labios.

Se dirigió a la zona de fosas, donde abundaban serpientes y escarabajos, con ayuda de variados alacranes poseídos por el escarbo en la tierra hasta encontrar el cadáver más reciente, lo tomó por el cuello y lo observó con una macabra sonrisa, era el cadáver putrefacto de Cooper que tenía larvas habitando en su lengua y arañas en la oreja derecha, de un agujero situado en su tórax salio corriendo una rata de alcantarilla con el hocico y las patas llenas de sangre coagulada, el olor a podrido le sacio el olfato a ese horrendo ser de oscuridad perpetua.

Se lo llevó a las entrañas más profundas de su mansión, esa que se abría con una llave de plata y le había provocado locura a millones de personas, muy al fondo de esa sala, dejando atrás aquellos objetos maquiavélicos y adentrándose en las profundidades de ese lugar, había un lugar de rituales antiguos a su nombre.

El Sol Negro //Kaleb x Lectora//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora