𝐒𝐄𝐗 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒 -ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ-

0.9

Anteriormente.

Él me ayudo con mi maquillaje, mi peinado y nos quedamos hablando por un buen rato, solamente nosotros dos. Hubieron risas, bromas, juegos, chisme... Mucho chisme.
Desde ahí supe que Bill se había ganado completamente un espacio en mi corazón, era alguien en quién yo había confiado rápidamente, y de manera absoluta, él se había vuelto un amigo cercano a mí.

° × °

Venus.

Resulta que nuestra casa es mucho más grande de lo que yo creía, teníamos con exactitud cuatro habitación extra que ni siquiera yo conocía. ¡Y es que coincidía a la perfección! Cada quién eligió el cuarto que más les gustó conforme tamaño y decoración.
Bill eligió un cuatro que quedaba cerca del mío, es que desde ahora yo no pienso separarme de él.
Los demás se dispersaron entre la casa, la verdad es que no se donde quedó cada quién.

Pronto todos nos encontrábamos abajo en un sótano que nosotras usábamos para practicar canciones y ensayar con los instrumentos.

Había palomitas en un enorme bowl frente a nosotros, y a petición mía, le había añadido Salsa Valentina, la cuál me había costado conseguir, cabe aclarar.

—Yo me encargaré de la letra de la mayoría de las canciones, menos de algunas —hablaba Debbie como toda una líder profesional. Y es que lo era —, cómo por ejemplo, la que se supone ustedes dos van a escribir. —nos señaló a Tom y a mí. Ambos nos dirigimos una mirada rápida antes de volver a posar nuestros ojos en Debs.

—Será mejor que empecemos, porque este álbum tiene que estar listo en meses —June empezó a aplaudir, motivando a todos a levantarse del sillón para comenzar practicar.

Me levanté con dirección a mi guitarra, esta era de color negra y tenía algunos stickers de mis bandas favoritas.
No, es que si yo no me caso con ninguna persona, me caso con mis guitarras. Hablo en serio.

Noté que Tom ya estaba con su instrumento en manos, afinando este y tocando algunos acordes.

Yo me senté frente a él en un banco de plástico, posicionándo al amor de mi vida en mis piernas.

—¿Alguna idea? —Tom me miró, dirigió sus ojos a mi guitarra y luego los volvió a subir a mi rostro.

—Pocas, —fruncí mis labios —podemos empezar de manera suave, luego aumentamos el ritmo conforme la canción vaya siguiendo.

—Necesitamos una letra para poder empezar a tocar —aclaró. Esta claro que eso era cierto.

Me quedé estática mirándolo a los ojos, como si estos me fueran a dar la respuesta de lo que sea qué yo esté buscando. No encontré nada. Necesitaba inspiración para empezar a escribir.
Pero... ¿Dónde podía conseguir tal musa?

—Mierda, no sé ni cómo empezar —murmuré, acariciando con mis dedos las cuerdas de mi guitarra.

—Tal vez antes de trabajar deberíamos conocernos más, apenas y me sé tú edad —sus manos jugaban entre ellas en medio de sus piernas. Sus ojos me miraban de la manera más fija posible, esperando una respuesta positiva a su invitación.

Supongo que no era tan mala idea.

—Por supuesto —le mostré una sonrisa, la cuál se desvaneció en el momento exacto en el que él se levantó, tomó mi mano y me llevó afuera del sótano. A nadie le importó que Tom me estuviera secuestrando en aquel momento. —¿A dónde vamos?

—Quiero conocerte mejor a solas, —recalcó la última palabra lanzándome una mirada de reojo —no en medio de toda la música y las peleas por indecisión de nuestros amigos.