10.

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Anteriormente.

—Está delicioso —le dije una vez que saboree el primer trago.

Mierda, ¿desde cuándo hago esto por una mujer?

° × °

Venus.

Después de la vergonzosa caída de la cuál me reí para no llorar, visitamos un pequeño lugar en dónde preparaban chocolate caliente.
Ni siquiera le pregunte si quería tomar, pero es que ¿a quién no le gusta el chocolate?
Platicábamos de algunas cosas para saber que teníamos en común, y gracias a mi mega habilidad para evitar conversaciones profundas, él terminó olvidando el hecho de que le dije que mi manager controlaba mi imagen física.

Hubieron risas, y bromas. La verdad es que me la estaba pasando bien.

—¿Quieres más? —señalé su taza absolutamente vacía, supuse que deseaba más chocolate por la forma tan rápida en la que se lo bebió. —Porqué puedo pedir otra orden y-

—No, no, estoy bien, genial, no necesito más. —habló de forma torpe y rápida. Alejó la taza unos cuantos centímetros de él y me dedicó una sonrisa de labios sellados. —¿Quieres hacer algo divertido?

No se hable más. Yo acepto cualquier cosa divertida.

Asentí frenéticamente como una niña pequeña, literalmente pudo insinuar cualquier cosa pervertida, pero yo y mi inocencia estamos unidos hasta el fin de los tiempos. Aunque luego, voy a admitir, qué se me va de viaje a Miami, dejándome con los pensamientos corrompidos.

Gracias Lady Gaga por hacer que este hombre de verdad me llevara a hacer algo divertido y no a drogarme en algún baño público del parque.

Nos detuvimos frente a una casa con jardines bonitos y gnomos de decoración, en la puerta estaba un letrero colgante que decía Süßes Zuhause, qué según mi traducción, esto significaba Dulce Hogar. Estaba notablemente hecho a mano.

Empezamos a acercarnos con pasos sigilosos, esquivando las flores bien plantadas y las decoraciones exóticas.
Una vez que estuvimos en la puerta de entrada, Tom me dedicó una sonrisa burlona, yo alcé mis cejas y con mis ojos le señalé el timbre de la casa, concediéndole totalmente el honor de comenzar con esto.

Una de sus manos viajó hasta el botón, me miró de reojo antes de comenzar a presionar este con insistencia y agresividad, causando un timbrazo que retumbó por la vivienda.

Sentí como unos dedos rodeaban mi mano por completo, causando una sensación de calor y protección. Y para cuando yo ya había logrado reaccionar, Tom me estaba jalando junto con él para comenzar a correr desenfrenadamente por las calles.

Yo me reía como loca desquiciada, para ser honesta, y a veces las carcajadas eran tan fuertes que me dificultaban más el hecho de ponerme a correr.

—¡Herkommen! —logré escuchar el grito alemán de un señor de no menos de cincuenta años. Voltee sobre mi hombro y logré visualizar como el pobre don nos perseguía con pantalones de pijama y una camiseta blanca con distintas manchas amarillas. Qué asco.

—Ven, por acá —sentí el jalón del chico a mi lado, llevándome a un pequeño callejón sin salida. Me tomó por lo hombros y pegó mi espalda a la fría pared de ladrillo húmedo, para seguidamente subir una de sus manos a mi boca, evitando que yo hiciera cualquier ruido. Claramente, me quejé al respecto.

—Mmj mhjm —intenté hablar.

—Silencio.

Uy, ¿y ese tono dominante de dónde salió?
Cómo sea, me voy a callar, pero no porqué él me lo esté ordenando, sino porqué quiero.

𝐒𝐄𝐗 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒  -ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora