𝐒𝐄𝐗 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒 -ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ-

12.

Anteriormente.

—Segurísimo —movió la mano en el aire, como gesto despreocupado —, ¿qué tan difícil puede ser? Nos vemos abajo en diez.

Salió por mi puerta, y yo me eche a reír porque sabía perfectamente qué esto saldría bien. Bueno, él tomo una decisión, ahora paga las consecuencias.

° × °

Venus.

Aquí les va mi rutina de ejercicio.

Bienvenidos a el vlog del día, un día haciendo ejercicio con Venus Morales, dónde descubriremos cómo la estrella de rock femenina mexicana mantiene aquella figura tan bien ejercitada.

Empezamos por cambiarnos la ropa holgada y desgastada que tenemos cómo pijama, por unos shorts frescos y un top de ejercicio, de esta manera no nos sentiremos agobiados a al hora de hacer estiramientos, entre otras cosas. Si tienes el cabello largo te recomiendo amarrarlo para qué este no te estorbe.

Después bajamos a la cocina y llenamos una botella de agua, tomamos toallas, una barra energética, y una fruta, todo lo ponemos en una pequeña mochila, es necesario que este sea de tamaño pequeño para que no sea molesto.

Bill bajó cinco minutos después qué yo.
Traía puestos unos pants blancos, una sudadera negra encima, tenis deportivos y aún así, se veía fabulosamente bien.

—¿Cómo comienzas? —interpeló una vez que se topó conmigo.
Coloqué la mochila en mi espalda y empecé a caminar directo a la puerta.

—Corriendo de aquí al gimnasio —contesté, tomé mis audífonos y el reproductor de mp3.

—Ou, ¿de cuánto estamos hablando?

—Ocho kilómetros.

—Ocho... ¿Qué?

° × °

Yo le advertí que no estaba listo para la mega rutina de ejercicio de Vee Morales.
Pero cómo sacó su lado más terco conmigo, pues aquí estamos, arrastrando a Bill para que él pueda continuar, mientras que parece que le están dando cinco ataques cardíacos al mismo tiempo.
Tenía la respiración agitada, estaba sudando a más no poder, se tiraba al suelo, se levantaba, me rogaba con la mirada que me detuviera, y no paraba de decir me voy a morir.

—Vee... —logró llegar a mi lado —¿me cargas?

—No.

—¡Por favor! —me tomó del brazo mientras hacía un enorme esfuerzo por seguirme el paso.

—Ya casi llegamos, Bill —me jaló con fuerza un par de veces, haciendo que ruede los ojos y suelte un suspiro repleto de impaciencia.

—¡Por favor!

—¡Tú decidiste venir conmigo! —voltee a verlo con una mirada que casi literalmente estaba echando fuego —¡Ahora te aguantas!

Bill se detuvo abruptamente, tirándose el suelo, lo que me obligó a pararme a mi también. Coloqué ambas manos en mis caderas, esperando que se levantara. Observaba como no se movía en lo absoluto.

De verdad qué es insistente.

Intentaba rehusarme a complacerlo, pero verlo haciendo berrinche a mitad de la calle, me causaba cierta gracia y ternura.
Podría valer como ejercicio extra, ¿no?

—Vamos, Bill —ví como se levantaba felizmente del suelo, y sin esperar a que me posicionara correctamente, se lanzó a mi espalda.

¿Soy yo o me tronó un hueso? Es la edad, mi gente.