42. EPÍLOGO.

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Tom.

—“¡Venus!”

—“Mírame, no cierres los ojos. Te lo ruego... ¡Despierta!”

—“Necesito que se aparte de ella”

—“No planeo alejarme”

—“Está bastante grave. No saben si sobrevivirá”

—“Venus, no puedes dejarme. Lo siento, ¿me escuchas? Lo siento. Todo esto es mi culpa. Perdón, perdón, perdón”

—“Te quiero, Vee. Te quiero”

—¿Está bien? ¿Hola? ¿Hola? ¿Todo en orden?

Desperté de mi ensoñación, mirando a una oficial de policía delante de mí. Tenía sus ojos fijos en mi mano esposada a la mesa, la cuál comenzaba a tornarse morada por la insistencia que he impuesto en zafarme. 

—Quiero verla —demandé tan rápido cómo la mujer uniformada sacó unas pequeñas llaves de su bolsillo trasero.

—Lo harás —se arrodilló para poder abrir la esposa en mi muñeca izquierda; una vez libre, empecé a sobarla con una mueca de dolor.

La mujer se levantó, cruzándose de brazos, por lo que quería imitarla, pararme e ir corriendo con dirección al hospital para asegurarme de que Vee estaba estable... Solo quería noticias de ella; pero la oficial colocó su mano en mi pecho y volvió a empujarme para que me sentara.

—¿Eres consciente de qué golpeaste a un oficial de policía? —preguntó con tono enojado.

—Demasiado —contesté sin más. Su ceño se frunció el doble.

—Y supongo, que también eres consciente de qué no puedo dejarte ir sin más. —me encogí de hombros en mi lugar, sin mirar los ojos furiosos de la policía. —Tienes suerte de qué mi compañero entendiera tú situación y no impusiera una demanda en tú contra.

—Que amable. —solté con sarcasmo —¿Por qué sigo aquí dentro?

—Esperamos a qué alguien de tu autoría viniera a recogerte. Pero parece ser que tus padres están en... ¿Magdeburgo? —asentí —Así que después de una severa investigación, hallamos a David Jost, quién es tu representante; parece ser que no puede venir por ti. Así que te voy a llevar con él.

—¿Cuál es la necesidad? —solté un resoplido frustrado —¡Soy mayor de edad!

—Escúchame... —volvió a arrodillarse para quedar cara a cara —Pasaste por un evento traumático, y es normal estar asustado, confundido o nervioso. Necesitas ayuda.

—Lo que necesito es verla. Saber que está bien, que... —mis ojos picaron por segundos, lo que me dió a entender que estaba a nada de quebrar en llanto —Lo que pasó no fue mi culpa. Necesito escuchar que me perdona.

La mujer suspiró, y se irguió: —No se qué fue lo que pasó entre ustedes dos; pero mientras tú estuvieras fuera el coche que la atropelló, no tienes nada que ver. —afirmó, apesar de que eso no era lo que quería oír.

Bajé la mirada, notando que el collar dorado de mi cuello relucía en su misma posición. Lo toqué con mis dedos por un pequeño tiempo. Venus había querido quitárselo de un arranque, pero no lo logró... Eso estuvo a nada de destruirme por completo, necesitaba explicarle lo sucedido, decirle que la verdad. La verdad que debí hablar con ella desde un inicio.

Me prometió que nunca se lo quitaría, pero estuvo a nada de hacerlo frente a mis ojos. Estuvo a nada de romperme el corazón en mil e irraparables pequeños fragmentos.

𝐒𝐄𝐗 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒  -ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora