𝐒𝐄𝐗 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒 -ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ-

25.

Anteriormente.

Por favor que cumpla su promesa y que no se me vuelva a aparecer su presencia. No quiero lidiar más con personas locas sin remedio. Quiero que sólo seamos Venus y yo. Nada más. No necesito de nadie más. Y por más que lo quiero, Bill no está invitado. Él que se consiga su romance en otro lado. Lo siento, hermano.

° × °

Venus.

¡El álbum fue todo un éxito! ¿Y adivinen quiénes se van de viaje cómo forma de celebrar?

¡Nosotros! Miami aquí voy. Bueno, vamos.

Los video clips aún no están terminados, pero es que grabaremos buenas tomas en la playa y en otros lugares también

Solo que hay un pequeñísimo problema, muy pequeño, casi insignificante.

—¡Súbete en ella! ¡Empuja más fuerte!

Mi maleta no cierra y literalmente tenemos que salir al aeropuerto en quince minutos.

—¡No puedo!

—¿¡Por qué tenías que meter todas estas cosas?!

Beca y June están conmigo, porqué Debbie está buscando los pasaportes cómo loca, y los demás solamente nos están esperando en la sala. Hartos de esperar.

—¿Por qué no sacas estos zapatos? —June me mostró mis Vans favoritos, unos clásicos negros.

—No, no, para nada, son para la buena suerte.

—¿Y qué hay de este traje de baño? —ahora Beca señaló un bellísimo bikini verde esmeralda que no podía dejar.

—No.

—¿Y este pantalón? —mencionó June.

—No.

—¡Ya sé! Está chamarra, ni siquiera vaa ser frío por allá. —siguió Beca. Me lanzó una mirada suplicante, mientras yo negaba con la cabeza.

—No puedo, está preciosa esa chamarra. ¡Es de cuero!

—¡Vamos, Vee! ¡Deja algo! —habló desesperada Juny.

—Nos van a dejar —dijo Beca, aunque fue más cómo si se estuviera lamentando, hablando al aire, asimilando qué probablemente eso nos pasaría.

—Nadie nos va a dejar —intenté calmar la situación, apesar de que yo estaba casi entrando en un ataque de pánico. Hiperventilaba y me repetía a mi misma que la maleta iba a cerrar sí o sí con todas mis cosas dentro.

Cuándo me decidí a intentarlo una vez más, apesar de que Beca y June ya se estaban rindiendo. Una presencia iluminada llegó a mi cuarto, salvándome de cualquier tragedia.

Era Tom.

Nos veía desde el marco de mi puerta, curioso y tal vez un poco impaciente.

—Oigan, ya casi nos vamos, ¿todo en orden?

Negué tan rápido con la cabeza qué sentí cómo me tronaba el cuello y por un momento visualicé las escaleras con dirección al cielo y a Dios saludándome desde arriba.

—No puedo cerrar la maleta, y no quiero sacar nada -hice berrinche, porque así soluciono mis problemas.

—Y yo en lo personal, me rindo —Beca alzó las manos y se encogió de hombros, yéndose de mi habitación. Casi voy detrás de ella cuando escuché las palabras de June.

—Sí, yo también.

Ambas me abandonaron. Menos Tom, qué me seguía viendo desde mi puerta, parecía estar pensando en algo.