23.

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Anteriormente.

Odio a todo el mundo, menos a él. Estoy malditamente perdida.

° × °

Venus.

—¡Venus no te duermas! Necesito qué sonrías.

—¡Lo intento!

—Mueve el cabello, afloja, pero sujeta la guitarra con fuerza, porqué si la rompes nos debes cuatro mil euros —me señaló con reproche.

La bellísima guitarra en mis manos era una Gibson Les Paul Custom negra brillante. Era hermosísima. Así qué la aferre aún más a mí, porqué si se me llega a caer, me doy un tiro a la cabeza. Estilo Kurt Cobain. Ya tu sabe'.

Voy a reír para no llorar.

—¡Venus deja de reírte y colabora!

Bueno, ya, me voy a poner seria. ¡Agh! Pero tampoco puedo sabiendo que todos me están viendo modelar con tan poco ropa puesta. Solamente tengo un corsé de encaje negro, junto con unos shorts de mezclilla obscuros casi inexistentes, ¡eran endemoniadamente cortos! Unas mayas de red y unas botas con plataforma que me llegan unos centímetros abajo de la rodilla.

Hacía diversas poses, pero la mala música puesta me desconcentraba. No me sentía libre, estaba tensa, y simplemente no me salía siquiera sonreír. Miré a todos a mi al rededor, me veían atentos, excepto Beca, qué estaba jugando con las brochas de maquillaje muy entretenida, hasta que le regañaron por casi romper una caja completa de sombras.

—¿Venus, todo bien? —escuché la voz de la fotógrafa. -Necesitas estar relajada, mueve el cabello cómo sabes hacerlo. Sé tú.

—Es qué... Yo... —señalé las bocinas, refiriéndome a la música, pero en realidad nadie me entendió, así qué solté un resoplido y asentí —Sí, lo intentaré.

° × °

Tom.

Estaba sentado en una silla giratoria, mirando a Vee modelar, y es qué se veía preciosa, riendo y fingiendo tocar la guitarra ante la cámara. La regañaron cómo cinco veces seguidas, y apesar de eso ella seguía riendo a escondidas. Aunque notaba qué en realidad tenía cierta tensión, lo había notado desde antes, pero no fue cuándo la fotógrafa habló, que lo supe.

Venus miró todo a su alrededor, señaló las bocinas, pero finalmente asintió y siguió modelando.

Había algo mal, el ambiente, tal vez. O eran las miradas de los demás sobre ella. ¿O la música? No sé a quien se le ocurrió poner Chopin en una sesión fotográfica, pero no me gusta, y creo que a Vee tampoco, a lo mejor si la cambio por algo más movido, algo con más guitarra, le sea más fácil sentirse libre.

Sí, eso haré.

Me levanté de mi asiento, justo cuando una chica pelirroja se me había acercado con brochas de maquillaje y dispuesta a arreglarme. Bill me siguió con la mirada.

—¿Qué haces?

—Esta música es un asco.

Sin ofender a los fans de la música clásica.

Me acerqué a la laptop dónde la música se estaba reproduciendo. Saqué la lista de canciones qué Vee me había dado y elegí una al azar. (Ahora lo llevo cómo amuleto de suerte a todas partes)

Island in The Sun.

La escuché unas dos mil veces, y es qué es imposible qué esa canción no te haga bailar. Tiene un ritmo pegadizo al igual qué la letra.

Cuando cambie la música, todo el equipo de producción me volteó a ver mal, pero no me pudo importar menos cuando ese brillo blanco en los ojos marrones de Vee pudo deslumbrarse. Sonreía y ahora se movía al ritmo de la música, era simplemente fascinante cómo lograba cambiar su humor cuando pones una buena canción.

𝐒𝐄𝐗 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒  -ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora