Capitulo XV Interrogantes (Parte III - final)

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Dios mío... – dice – Eres un dolor de cabeza, te pasas de terca... entiende que todo esto lo estoy haciendo para protegerte... - No deja de mirar fijamente mis ojos, al igual que yo – Si te digo que te alejes, lo haces y punto – Una de sus manos se posa en mi cintura – Me estás sacando de mis casillas, Haiz... - ¿Haiz?, no había escuchado ese apodo desde la muerte de mi hermano, él era el único en llamarme de esa manera.

Tú ¿de dónde sabes ese apodo? – Cuando lo digo hace que se aleje un poco quitando su mano de mi cadera-

Eso es lo que menos importa – ¿menos importa?, mi ciele debo saber porque parece que sabes más de mí que yo y eso que es mi vida de lo que estamos hablando -.

¿Menos importa? – Río burlonamente – curiosamente sabes más de mí que yo misma... sabes un apodo que solo una persona me ha dicho en la vida... ¿Quién carajos eres y por qué sabes tanto de mí? – Le digo frustrada – es como si... quisieras adueñarte de mí maldita vida – el enojo me invade haciendo que golpee su pecho con una de mis manos - ¿Qué quieres de mí?, ¿por qué en cada maldito paso que doy estás tú? – No dice nada, solo se limita a mirarme – Por un demonio di algo – Siento que me invade demasiado el pánico y ¿saben que es lo peor de eso?, es que empiezo a llorar – Te juro... que – Iba a terminar mi oración cuando sus labios se posan con demasiada fuerza sobre los míos. Es un beso forzado hasta que me rindo ante lo delicados que son, este me arrastra con fuerza hacia el mismo cuando me toma por la cintura, mis manos siguen en su pecho, solamente mis labios y lengua son las que están reaccionando en este momento. Damos unos pasos hacia atrás haciendo que choque con fuerza sobre el escritorio, toma mis piernas haciendo que me siente y el quedar en medio de ellas, sus manos las acarician y allí aparece lo que soñé. Deja mis labios y baja hasta mi cuello, empieza a morderlo y tal vez dejar marcas que sé no quitaré en un buen tiempo. Mi cuerpo está demasiado a gusto, al punto de querer más – Matt... - Al fin digo, pero este no me hace caso, continúa en lo suyo, no lo niego estoy igual que él, pero esto tiene que parar, por ahora – Yo ... - le tomo la cabeza y hago que me mire –

¿Qué pasa? – dice. Noto sus pupilas completamente dilatadas, creo que las mías están iguales, hay mucho deseo en este ambiente –

Yo, no... - Me vuelve a besar, pero esta vez con demasiada fuerza, interrumpe por completo lo que iba a decir que en conclusión sería cualquier estupidez. Se escapa un pequeño gemido de mí, okay... esto se está poniendo algo picoso y tengo...Dios, no, yo no sé nada de esto y dejarme llevar no trae nada bueno. Sus manos viajan hasta mi pecho, quita la sudadera que traigo dejándome en bra deportivo, este se detiene solo para mirarme, se siente como quemar con solo mirarme. Aunque mi mente dice que pare, mi cuerpo dice todo lo contrario puesto que Matt solo se limita a volverme a besar y atrapar con una de sus manos, uno de mis senos. Se siente como el maldito infierno en el cielo... baja nuevamente a mi cuello, dejando que otro pequeño gemido salga de mi – Es... - Escucho como intentan abrir la puerta, haciendo que Matt se detenga y me miré con cara de haber visto al mismísimo demonio, ambos nos miramos con vergüenza o que se yo –

Toma – Me pasa la sudadera, me la pongo de inmediato mientras bajo del escritorio, este corre para abrir la puerta, cuando se gira nuevamente hacia mi viene cubriendo su entrepierna con una de sus manos – Adelante – No niego que esa parte me causó una risa interna.

Matt... - aparece una mujer de una edad considerable, cabello blanco, lentes y por el reflejo que da en ellos creo que de ojos bastante claros - ¿Interrumpí algo? – Dice con cara de quererme asesinar –

Mmmm... no – dice Matt poniéndose atrás de mí. Amigo, esta mujer lo notará... - Discutíamos algo de... - Me mira –

La película – Miento con descaro, solo es una manera de dar apoyo a su mirada de ayuda -.

Peligro En Mi CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora