Capítulo LVIII - Inicio del plan (2/4)

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La semana transcurrió con una anticipación nerviosa mientras se acercaba el día de nuestro viaje a Londres. Durante esos días, Matt y yo continuamos nuestras actividades cotidianas, aparentemente sin sospechar nada de mi pequeño plan. Sin embargo, tras bastidores, cada detalle estaba meticulosamente organizado.

El día del viaje a Londres finalmente había llegado. Mi corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo mientras nos dirigíamos al aeropuerto. Era la primera vez que salía de Estados Unidos, y el destino era la tierra natal de Matt, Londres. A pesar de estar completamente dedicada a descubrir los secretos ocultos detrás de su enigmática personalidad, no podía evitar sentir un hormigueo de anticipación por lo desconocido.

El vuelo transcurrió con suavidad, y a medida que el avión descendía sobre la majestuosa ciudad de Londres, me embargó una sensación de asombro. Matt, por otro lado, estaba notablemente tranquilo, como si la ciudad no tuviera secretos para él.

Al llegar a Londres, Matt se desenvolvía como un pez en el agua. Yo, por otro lado, me sentía un poco abrumada por la novedad de todo. La arquitectura antigua, los acentos distintivos y la atmósfera única de la ciudad me absorbieron de inmediato.

Nos instalamos en el hotel que había reservado Matt,creí que iríamos a una de sus casas o que sé yo. Se mostraba encantador, señalando lugares de interés y contándome anécdotas de su vida en Londres.

Esa noche, salimos a explorar la ciudad. Matt me llevó a lugares emblemáticos, callejones escondidos y pubs pintorescos. La noche estaba llena de risas y conversaciones, pero detrás de mi sonrisa, mi mente estaba enfocada en el plan que se estaba gestando.

A la mañana siguiente, Matt sugirió visitar lugares significativos para él. Fuimos a la casa donde creció, a la escuela donde estudió, y paseamos por las calles que eran testigos de su juventud. La dualidad entre el hombre que tenía ante mí y el misterioso pasado que escondía se volvía más palpable con cada paso que dábamos.

Esa tarde, decidimos comer en un pequeño café que Matt solía frecuentar. Mientras disfrutábamos de la comida, mi mente trabajaba en cómo abordar el tema delicado de su pasado. Evité mencionar a Griffin, pero mi curiosidad estaba en aumento hasta que terminamos de cenar.

Nos encontrábamos caminando por los senderos de Hyde Park, la brisa fresca de Londres acariciaba nuestros rostros mientras el paisaje verde se extendía a nuestro alrededor. El momento era perfecto para plantear las preguntas difíciles, así que decidí sumergirme en el misterioso pasado de Matt.

Matt -  comencé, escogiendo mis palabras cuidadosamente - me has contado sobre tu tiempo fuera de Londres, pero solo si tu quieres, no te estoy obligando... - Digo, aunque mi poder de chismosa me invade -  ¿Qué fue lo que realmente sucedió durante el tiempo que viviste acá?  - Matt pareció tomarse un momento antes de responder, como si estuviera debatiéndose internamente sobre cuánto compartir. Finalmente, habló con sinceridad.

Mi familia estaba pasando por momentos difíciles con la ley - admitió, su mirada perdida en la distancia - Hubo problemas legales significativos que nos obligaron a dejar Londres para protegernos. Fue una época complicada, y tomar esa decisión no fue fácil - Asentí, mostrando comprensión, aunque mi mente estaba llena de preguntas adicionales -

Entiendo que haya situaciones difíciles, pero ¿por qué regresaron? ¿Qué cambió? - Matt suspiró antes de responder -

Después de un tiempo, las cosas se estabilizaron, y sentimos que era hora de regresar y enfrentar las consecuencias de nuestras acciones. Londres siempre ha sido nuestro hogar, y no podíamos huir para siempre  - Era una respuesta razonable, pero sabía que había más en esa historia. Decidí abordar el tema de manera más directa -

Matt, entiendo que estos temas son sensibles, pero siento que hay algo más - Matt frunció el ceño, como si estuviera evaluando si debía revelar más. Después de un momento de silencio, finalmente habló -

Hay cosas que preferiría olvidar - admitió - No todo en mi pasado es algo de lo que me sienta orgulloso. Pero estoy tratando de cambiar, de redimirme de alguna manera - Mi curiosidad aumentó, pero decidí no presionar demasiado en ese momento -

Todos cometemos errores, Matt. Lo importante es aprender de ellos. Si alguna vez quieres hablar sobre eso, estoy aquí - Él asintió, agradecido por mi comprensión, y cambiamos de tema, dejando la conversación en suspenso por el momento -

Después de nuestra conversación en Hyde Park, la atmósfera entre Matt y yo cambió ligeramente. Ambos llevábamos el peso de nuestras propias reflexiones mientras continuábamos explorando Londres. La ciudad, con sus calles empedradas y su mezcla de modernidad y encanto histórico, se convirtió en el telón de fondo de nuestra búsqueda de respuestas.

En los días que siguieron, nos aventuramos por diferentes barrios, visitando museos, disfrutando de la diversidad culinaria y perdiéndonos en la arquitectura impresionante. Cada rincón de la ciudad se convirtió en una pista potencial, y cada mirada de Matt se volvía un indicio de lo que podía estar ocultando. Sentados junto al río, compartimos risas y confidencias mientras observábamos los botes deslizándose sobre las tranquilas aguas. La conexión entre nosotros parecía fortalecerse con cada palabra compartida y cada risa compartida. En algún momento, Matt tomó mi mano suavemente, un gesto que hizo que mi corazón latiera más rápido. Sus ojos, iluminados por la luz dorada del atardecer, reflejaban una ternura que me hizo sentir como si estuviéramos atrapados en nuestra propia burbuja romántica en medio de la bulliciosa ciudad. Decidimos cenar en un restaurante encantador con vistas a la ciudad iluminada. La cena transcurrió entre risas, miradas cómplices y sabores exquisitos. Matt continuaba revelándome pequeñas historias de su juventud en Londres, esta vez con un toque más ligero, compartiendo anécdotas divertidas y recuerdos entrañables.

Después de la cena, decidimos dar un paseo nocturno por las calles empedradas, donde la iluminación de las farolas añadía un halo romántico al entorno. Nos perdimos en la magia de la ciudad, disfrutando de la arquitectura antigua y de la sensación de caminar juntos hacia un destino incierto.

Finalmente, regresamos al hotel con la sensación de que Londres había dejado una marca indeleble en nuestro viaje. En la penumbra de la habitación, la ciudad aún resonaba en nuestros corazones mientras compartíamos silencios cómodos y miradas que decían más de lo que las palabras podrían expresar.

Esa noche, mientras las luces de Londres brillaban fuera de la ventana, sentí que nuestro viaje no solo estaba destinado a desentrañar secretos, sino también a tejer momentos románticos que quedarían grabados en nuestra memoria para siempre.



 

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