4 de Febrero de 2023.
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Un Psst! marcó la medianoche. En camisón y pantuflas, el androide abrió la puerta del departamento unos centímetros y apenas se asomó. Ante él una mujer joven, de cabello corto y brazos tatuados, lo miró con preocupación.
-Lamento el ruido -Gi se apresuró en su disculpa-, prometo guardar silencio, yo...
-Calma -la estrafalaria chica alzó las manos con suavidad- ¿Estás bien? Oí gritos... ¿Fuiste tú?
-Sí -admitió cabizbajo, casi oculto tras la puerta-. Lo siento.
-Eres nuevo aquí ¿Estás solo? -intranquila por el mal semblante del que a su parecer era sólo un chiquillo, la dama intentó ver el oscuro interior del departamento, interpuso su pie en la puerta discretamente para evitar que la cerrara. Gi asintió como respuesta- No quisiera ser entrometida, pero necesito saber por qué gritabas ¿Alguien te ha hecho daño?
-No... Es... es por la tormenta.
-Te asusta la tormenta -dudó viendo fijo en sus ojos, tratando de decidir si aquello era verdad cuando un nuevo trueno sonó y el muchacho se encogió con los ojos cerrados-. Mmh... Entiendo, supongo que es tu primera noche solo -Gi asintió-. Y te asustan los truenos. Eres asustadizo ¿Eh?
-Ahora sé que sí -asumió encogido-. Pero encenderé la televisión para distraerme hasta que la tormenta pare, no volveré a molestarla.
-¿Seguro que estarás bien?
-Sí, lo prometo. De verdad lamento haberla despertado -se disculpó con una pequeña reverencia-. No se repetirá, si puedo compensarla de algún modo, no dude en pedirme lo que sea; lo haré.
-Calma, no me despertaste, sólo vine a asegurarme de que no estuvieran asesinando a nadie aquí, si me entiendes -bromeó dejando una palmada en su hombro-. Y bueno... Si aseguras que estarás bien, te dejo en paz. Por cierto, me llamo Ashley, soy tu vecina del 114. Si te sientes mal, necesitas ayuda o cualquier otra cosa, no dudes en golpear mi puerta sin importar la hora. Si no estoy, mi novio te ayudará con gusto también, es un buen hombre -sonrió y asintió con confianza-. Bienvenido...
-Gi. Me llamo Gi -informó entendiendo el gesto de sus manos.
-Bienvenido al edificio, Gi. Que duermas bien, sino ya sabes; eres bienvenido en mi sofá. Preparo infusiones milagrosas para los nervios.
-Oh~ -sonrió con la mano en el pecho, abriendo la puerta casi por completo y aceptando el contacto visual.
«Una sonrisa», admiró ilusionado, sintiéndose amparado por la más mínima aprobación humana; era lo que necesitaba con desesperación para calmar sus ponzoñosas voces internas. Consiguió sonreír, una agradable chispa de energía por poco espanta su congoja ¡la invitación de la mujer era perfecta para huir de la tormenta y la soledad del departamento!
No obstante, no tardó en dar un paso atrás y volver a juntar la puerta.
«Un androide de cuidado personal siendo cuidado por una persona...», cerró los ojos resintiendo aquel pensamiento como un golpe. «Patético. ¿Se puede ser más inútil?».
-Gracias, lo tendré en cuenta, eres muy amable. Buenas noches.
-Cuídate -la chica alcanzó a insistir.
Gi cerró la puerta. No quiso cometer semejante descortesía, sólo evitó que la amable chica viese lo que sentía venir.
Luz azul pintó el oscuro ambiente. Lágrimas rodaron indignas y silenciosas alrededor de la mano que cubrió su boca. Encendió la luz, tomó un vaso de agua y aguardó unos segundos con la mano sobre la llave cerrada del lavaplatos antes de avanzar a la sala.
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Amygdala
Science FictionGi es un androide formateado. Su amo le ha ordenado desaparecer de su vida... Y ser feliz. Feliz; como una persona. Pero ¿Una IA puede ser genuinamente feliz? ¿Insistir en un imposible no es un camino directo a la infelicidad? «Imposible o no, ins...