Una joven y hermosa gata naranja, llamada Mandarina, y la pequeña y desastrosa mota marrón, llamada Cupcake, compartieron el transportín de camino a sus nuevos hogares. León los llevaba en su regazo, de copiloto; tenía espacio de sobra para ellos.
—Le gustas a Jimmy —fue el causal comentario que, inocentemente, la IA soltó a medio camino. León rodó los ojos "derritiéndose" en su asiento, odiando ese tipo de conversaciones—. Es un buen chico.
—¿Y eso me importa por...?
—Es bonito ser querido, y sé que te agradó; podrías darle oportunidad. Es que... Lamento romper tus ilusiones —admitió sinceramente apenado—, pero no creo que un alien venga a enamorarte y sacarte del planeta como quieres.
—Es la idea —rió—. No me hables de romance, yo esperaré pacientemente a ese alien.
—Pero...
—¡Agh! No te di el archivo para que hagas de cupido, Ming Gi, pero bueno... Al fin, este día no has hablado de Jacob. Como pensé; tu subconsciente estaba inquieto porque ambos se gustan y no podías expresarlo conscientemente.
—Sí, gracias —lejos de ofenderse, Gi estaba infinitamente agradecido—. Me siento mucho más tranquilo, ya no miro el teléfono pensando dónde y con quién está porque... sé que me ama. Y es mío —soltó inseguro de cuán posesivo sonaba eso, pero León rió; no malinterpretaba sus palabras, aliviando su paranoia— ¡Oh! Ya me entiendes.
—Como digas. Igualmente, no quiero saber cuán efectivo es el archivo que te pasé, sólo... disfruta tus nuevas capacidades. Te entregaré el segundo cuando lo pidas.
—Temía que un archivo me cambiara —meditó tamborileando los dedos en el volante—, o que extender mi percepción me hiciera sentir más miedo, pero fue al revés.
—El archivo sólo te regresó algo que ya te pertenecía. El ser humano, en cambio, se abrumaría de recibir estímulos que naturalmente no percibe, nació para ignorar la mayor parte de lo que lo rodea... Tú no. Dichosamente puedes procesar la información que sea, disponer de un "exceso de realidad" te tranquiliza, es la incertidumbre la que te colapsa ¿Cierto?
—Sí. Hoy, me siento tan seguro ¡Oh~! Sólo unos cuantos KB cambiaron todo... —suspiró pensativo, pronto sacudió la cabeza; no quería extenderse en decepciones, pero debía admitir—; Si los hubiera tenido antes... No, no; ni pensarlo. Lo siento, no busco culpar a nadie ni ser exigente, ustedes me han ayudado...
—¡Sé exigente! —objetó con indignación, sus ojos rosáceos fijos en el brillo azul de los de Gi. Estaba harto de su infinita modestia y sumisión— Culpa a quienes sea necesario culpar; no sólo a I-Droid por haberte configurado y maltratado, sino a quienes dicen defenderte pero no han hecho más que usarte, como Mensch Maschine y los Baldwin.
"Exceso de realidad".
"Incertidumbre".
¿De dónde venía realmente el miedo que manejaban ambos? Pues, aunque a Gi le dolió oír esas palabras, más lo preocupó el leve temblor que percibió en la voz de su amigo; saber que soltó aquella verdad por frustración... Que manejaba mucha más información, seguramente tenía las respuestas a todas sus interrogantes, pero un miedo abismal le impedía abrir la boca.
El silencio se extendió, cada quien acallado por sus propios nudos. León se veía arrepentido, frustrado ¿Dolido? No externamente, pero Gi podía percibirlo claramente; la desazón que ocultaba a la perfección bajo su expresión rabiosa y mirada distante.
«¿En qué estamos metidos?», el androide temía en la incertidumbre, mas aún no era lo suficientemente valiente para afrontar las posibles respuestas.

ESTÁS LEYENDO
Amygdala
Science FictionGi es un androide formateado. Su amo le ha ordenado desaparecer de su vida... Y ser feliz. Feliz; como una persona. Pero ¿Una IA puede ser genuinamente feliz? ¿Insistir en un imposible no es un camino directo a la infelicidad? «Imposible o no, ins...