12. Demisexual.

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—No, espera —Tom, de pie entre ambas camas, creyó tener una gran idea—; qué pereza desarmar y trasladar ambas camas. Somos amigos ¿No? —sonrió hacia Jacob, quien aguardaba dudoso— ¿Por qué no intercambiamos y ya?

—Tu cama es mucho mejor que la mía —el pelinaranja se excusó vagamente—, no podría...

—¡No importa! Te la dejo.

—Ah... Es que...

Jacob trató de sonreír pero se veía asqueado, buscando otra excusa para salir amablemente de la situación. Fue tan obvia su incomodidad que no sólo Tom se le quedó viendo con un dejo de ofensa, sino que activó al diligente androide.

—Le da asco esta cama —Gi lo descubrió y soltó con simpleza, dejando a Tom boquiabierto—. No hay problema, yo puedo llevarla y traer la suya.

—¿Asco? —el castaño se cruzó de brazos ante la risilla estúpida de Jacob; su amigo fue descubierto.

—No puedo dormir en un colchón que tuvo fluidos de otros encima —confesó el acusado rascándose los brazos con escalofríos. Gi los escuchaba con atención, sorteando la mirada entre ambos sin entender.

—¿Qué imaginas que tiene? —objetó Tom en supuesta defensa— Lo normal; sudor y semen. Mío... y de otros cuantos —rió.

—¡Ugh~! ¡Thomas~! Por eso no acepto productos de segunda mano ¡Qué asco! —Jacob se acercaba a las arcadas. Gi, comenzando a entender, también puso mala cara y dio pie atrás perdiendo el interés por ayudar a mover el colchón.

"¡Agh!" No te hagas —remedó Tom—, amigo demisexual; sé que no eres fan del sexo ¡Pero bien que te masturbas! Y Gi... Gi no sé —dudó comenzando a quitar las mantas para desarmar la cama él mismo—. ¡No me miren así por algo totalmente sano y normal!

—Ya~, no te estoy juzgando, Tomy —su amigo ayudó doblando el cobertor para dejarlo sobre la cama de Gi—. Es que...

—Eres quisquilloso, está bien; yo me encargo del colchón.

Era difícil saber si Tom estaba realmente ofendido o discretamente disfrutaba la situación. Como fuera, sacar el tema a flote fue una hábil jugada del rey de las habilidades sociales; aún ordenando las mantas y maletas divisó a Gi en el umbral de la puerta, advirtiendo su lucha interna entre la infinita diligencia, la duda y su nariz arrugada del asco. No disfrutaba espantar al chiquillo, sólo quiso resaltar la razón por la que Jacob le parecía el compañero de habitación perfecto para él.

—¿Sabes lo que significa ser demisexual, Gi? —preguntó sabiendo que él no se atrevería a preguntar. El chiquillo negó con la cabeza sin soltar el marco de la puerta.

—¿Lo vas a resumir? —Jacob desafió divertido.

—¡No! No; hazlo tú, eres el indicado —invitó modesto.

—Pues... mira, Gi...

Jacob hizo una extensa pausa escogiendo las palabras correctas, esperando no volver a confundirlo. Lamentablemente, él mismo se entrampaba buscando la mejor forma de explicar algo tan ambiguo como lo era su propia condición sexual, extendiendo el silencio cada vez más complicado por la preocupación e intriga en el rostro de Gi.

—Habló el psicólogo, ¿Eh? —ironizó Thomas apoyándose sobre la pila de ropa de cama que armó. Jacob lo miró dolido por su burla— Verás, Gi; el espectro asexual va desde quienes rechazan totalmente la sexualidad, hasta aquellos cuya atracción es escasa y está muy... muy condicionada —explicó lentamente, viendo a Jacob en espera de alguna acotación. Gi asentía entendiendo sus palabras— Los demisexuales están en ese primer rango.

AmygdalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora