No se trataba de qué estaba mal, sino de qué no lo estaba.
Cuando Naruto volvió en si, Sasori había cedido al impulso de abrazarlo. Quería sentirlo en sus brazos, necesitaba tocarlo y comprobar que no estaba soñando. Porque si que lo había echado de menos. Porque creyó que era el final y que no volvería a verlo, pero ahí estaba. Había estado tan cerca de él todo este tiempo, y Sasori había buscado en la dirección equivocada. Sus caminos volvían a cruzarse nuevamente y aquello solo podía significar que no todo estaba acabado.
-Por favor no me toques.
Naruto lo empujó para apartarlo.
Claro que las cosas llevaban su tiempo. Pero la oportunidad estaba a nada de resbalar de sus manos y Sasori no quería que ocurriera. Porque si lo dejaba ir simplemente, estaba seguro de que se terminaría de forma definitiva para ambos.
Cuando Sasori lo tomó del brazo, Naruto miraba hacia la puerta con aire ausente.
-Toma asiento y descansa un poco- se negó a soltar sus dedos, aún cuando Naruto lo vio con ojos suplicantes y rasos de lágrimas-. Por favor, escucha lo que tengo que decirte y después podrás irte si lo deseas.
No tenía por qué hacerlo, y Sasori no tendría que estarle condicionando la salida a cambio de una charla que bien podría no llevar a nada. Al menos la abuela Chiyo había sido lo suficientemente comprensiva para darle su espacio y dejarle resolver el asunto por su cuenta.
-¿Qué es lo qué quieres decirme?- inquirió Naruto, recuperando un poco de la fortaleza perdida. Se soltó del agarre de Sasori y lo miró de brazos cruzados. Se sentía desconfiado y furioso, y su sola postura lo delataba.
-Las cintas de video- empezó Sasori, mesandose los cabellos-. No estaba enterado de nada. Te lo juro. No tenía idea. Si solo supieras lo mal que lo pasé cuando fui a buscarte y me dijeron que te habías mudado, cuando intenté llamarte en vano. Cuando...me di cuenta de que te había perdido.
Apoyó la mano sobre el muro de concreto y presionó con fuerza sus dedos para canalizar la honda desazón de su cuerpo.
Naruto lo miró confuso. Sin atreverse a creerle, pero sin entender del todo la pantomima.
-Voy a ser sincero contigo porque te lo mereces- Sasori alzó la mirada hacia los ojos azules de Naruto-. Conozco a Deidara hace un tiempo. Éramos socios. También Hidan forma parte de...bueno, es un negocio que se fundó hace cosa de un año.
-¿Qué clase de negocio?- presionó Naruto sin apartar la mirada. Quería averiguar si Sasori estaba mintiendo, pero no tenía forma de asegurar nada-. No me contestes, quiero cambiar mi pregunta- lo interrumpió a tiempo-. ¿Cómo sé que no estas diciendo todas estas mentiras para después llevarme a Deidara y que los dos puedan fastidiarme?
Sasori inhaló despacio, negando con la cabeza en todo momento.
-¿Cuando hice algo que te hiriera?...¿En qué momento estuve en compañía de ellos cuando te molestaban en el supermercado?
Los labios de Naruto se curvaron levemente hacia abajo con tristeza.
-No estabas con ellos, pero los conoces. Podrían estar tramando cosas peores. Yo...- miró al piso-. No puedo confiar en ti.
-Nunca has confiado en mi, Naruto- arguyó Sasori, tensos los labios-. Si lo hubieras hecho, me habrías contado lo que te ocurría y podría haberte ayudado. Pero decidiste lidiar solo con esos idiotas. Preferías permitir que se metieran contigo porque pensaste que a nadie le importabas lo suficiente para prestarte apoyo. Ya no solo hablo de mi, sino de algún amigo, compañero o tu propio jefe.
Gruesas gotas salinas cayeron sobre el tatami cuando Naruto ya no pudo reprimir el dolor que sentía por las palabras de Sasori. Puede que hubiera mentido en lo anterior, pero al menos lo que decía ahora era absolutamente cierto. Jamás pidió ayuda porque era un cobarde y no quería que los demás lo vieran del mismo modo.
Sin embargo podría haber evitado que llegarán tan lejos.
Podría haber salvado a Kurama.
-No voy a obligarte a estar más tiempo aquí conmigo- suspiró Sasori, sacando las llaves de la puerta de su bolsillo y colocándolas en las manos de Naruto-. Es tu decisión. Siempre ha sido tu decisión. Sólo quería decirte que no estaba enterado de nada y no quería que te quedaras con una impresión errónea de mi.
Cabizbajo y con los ojos nublados de lágrimas, Naruto dio unos pasos hacia la salida. Abrió la puerta corrediza y luego se detuvo y apretó con fuerza los puños.
-Las cintas de las que hablas...¿Donde las encontraste?
Viendose encasillado, Sasori se mordió el interior de las mejillas.
Se tomó unos segundos para finalmente poder responder.
-Fui a casa de Deidara- cerró los ojos con pesar-. Yo solo...
Ya era tarde. Cuando abrió los ojos Naruto ya se había ido.

ESTÁS LEYENDO
Aprender a pelear.
Hayran KurguCuando cruzaron el límite, Naruto supo que tenía que hacer algo, y pronto. [SasorixNaruto]