XXV

165 33 0
                                    

Al verlo de pie frente a él, a escasos cuatro pasos de distancia, Sasori se preguntó si realmente podría hacerlo.

En primera instancia, hacía años que no practicaba nada en solitario, mucho menos con otra persona. Él no era mentor. Jamás se había sentido como tal. Por eso cuando su abuela Chiyo le habló sobre abrir un dojo en el pasado, Sasori había hecho caso omiso a sus constantes peticiones de que la ayudara.

No es que no le gustara poner en práctica los conocimientos en defensa personal que su abuela le inculcara tan bien desde su infancia. El caso aquí era que no se trataba de enseñar a un individuo cualquiera, sino de su ex, y del cual Sasori seguía colado con cada maldita fibra de su ser.

¿Cómo no sentirse cautivado por esos hermosos ojos azules?

¿De qué manera mostrarse indiferente ante su cercanía?

Porque ganas no le faltaban de besarlo hasta desfallecer, pero Naruto no parecía verlo de la misma manera. Simplemente le había pedido que lo entrenara. Ni más ni menos que eso. No le estaba dando una segunda oportunidad, tampoco había dicho que le creía respecto a su relación con Deidara. Simple y llanamente quería ser instruido por quien Chiyo consideraba uno de los mejores en materia de artes marciales.

Que si. Una vez Sasori se había inscrito en un torneo y había derribado a varios adversarios a la vez, pero no lo veía como algo de otro mundo ni nada de lo que pudiera presumir, porque no lo consideraba arte, solo eran movimientos corporales básicos.

Y era justo lo que Naruto quería aprender de él.

En esencia eran dos extraños con un pasado efímero que Naruto quería dejar en el olvido.

Y que masoquista se sentía Sasori al acceder tan fácilmente.

Pero ¿Acaso podía negarle algo a la persona que aún amaba?

-Bien, Naruto. Mi abuela me contó que ya sabes cómo bloquear un golpe, así que te enseñaré a hacer un barrido. Es una técnica bastante efectiva para derribar a tu oponente sin que lo vea venir.

Naruto asintió despacio a lo dicho. Sasori alargó el brazo, simulando dar un golpe en el pecho de Naruto, quien retrocedió un paso de inmediato.

-El primer movimiento de tu adversario siempre será escapar del golpe, esquivarlo al ir hacia atrás- explicó Sasori, deslizándose velozmente detrás de Naruto y posicionandose de cuclillas. No le dio tiempo a moverse o reaccionar siquiera-. Debes anticiparte. El primer golpe es una distracción.

Naruto cayó de espaldas cuando la pierna de Sasori lo desequilibró al hacer una rotación de noventa grados.

-Y ese es el barrido más básico- sonrió Sasori, teniendole la mano. Naruto la aceptó para levantarse, pero al hacerlo Sasori se le quedó mirando atentamente a los ojos. Su rostro a escasos centímetros de distancia.

-Gracias- Naruto parpadeó apenado y fue a tomar su botella de agua para evitar que Sasori fuera más allá.

Su pulso se aceleró sin que apenas lo notara.

-Tomemos un pequeño descanso- carraspeó el pelirrojo, entrando al cuarto junto al enorme espejo lateral.

Esto iba a ser más complicado de lo que imaginó.

No para Naruto, claramente. Sino para él, que tenía que seguir como si nada cuando su cuerpo entero ansiaba el contacto de Naruto.

-Maldición- murmuró secamente, sirviéndose una taza de té frío mientras intentaba poner en orden el desastre interno que sentía en ese momento.

Aprender a pelear. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora