XXIX

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Llevaba unos minutos esperando cuando Shikamaru salió de la escuela. Naruto retiró la espalda del muro y miró a izquierda y derecha para verificar que no hubiera algún sospechoso siguiéndolo como antaño. Solo había estudiantes y profesores a la redonda. Nada anormal, o al menos eso parecía.

-¿Entonces vamos?- cuestionó nervioso, restregandose las manos. Shikamaru dejó escapar un resoplido de entero desanimo.

-Viejo, ya estoy aquí- cruzó los brazos en su nuca y echó a andar detrás del rubio-. Pero ya te dije que no se nada sobre el tema.

-No importa. Solo necesito que estés ahí.

Con una sonrisa despreocupada, Naruto siguió andando hacia su departamento.

**

Su teléfono llevaba sonando desde hacía ocho minutos, pero Deidara lo hizo a un lado y esperó otro minuto más antes de dignarse a responder la llamada.

-¿Si?- fingió indiferencia en el tono, aunque por dentro se sentía estallar de dicha-. ¿Ahora si quieres verme?- increpó pausadamente, haciéndose el difícil-. Si, escucha, Sasori, me estoy cansando de esperar a que te decidas. Un día quieres verme y al otro te desapareces y no vuelvo a saber de ti en semanas. Si realmente quieres algo serio tendremos que hablarlo primero...¿Te parece mañana a las cinco en la heladería de la plaza?

Aguardó por la escueta respuesta y cortó la llamada.

-Uhn, idiota- se quedó viendo la pantalla unos segundos mientras decidía qué ponerse.

Ignorar a Sasori había funcionado bastante mejor de lo esperado. Aunque no pensaba dejarle las cosas tan sencillas. Haría que se esforzara más, y eventualmente, Sasori se enamoraría de él y se olvidaría de aquella peste.

Había pensado ocuparse él mismo de Naruto, buscarlo y darle su merecido. Pero lo primordial ahora era ganarse de nuevo a Sasori, después le enseñaría a Naruto una lección de la que difícilmente se olvidaría.
**

Shikamaru cayó de espaldas sobre la colchoneta con un gesto de dolor. Le tomó varios minutos recuperarse de la llave que le había hecho Naruto y, cuando lo logró, no dudó en levantarse.

-Ya es suficiente, Naruto.

El susodicho se acercó a inspeccionar el brazo que Shikamaru se sostenía.

-¿Estás bien?- se angustió-. Lo lamento si fui muy brusco.

Shikamaru negó un par de veces.

-No, no es eso. Lo haces bien, pero ya te dije que no sé nada sobre artes marciales o defensa personal- movió el brazo en círculos para deshacerse del dolor-. Si quieres entrenar, te sugeriría buscar a alguien con conocimientos avanzados en lucha. Prueba a inscribirte a alguna clase.

-Si, gracias- Naruto se rascó la mejilla y lo despidió en la puerta. Después fue a sentarse en el sofá.

No entendía por qué no simplemente lo dejaba y ya. Quizá porque se había esforzado mucho para renunciar ahora. Si tiraba la toalla, solo estaría siendo un cobarde y todo su entrenamiento habría sido en vano.

Pero no sabía a quién buscar para que lo ayudara.

Si iba al dojo de Chiyo, era un hecho que vería a Sasori. Si iba a otro dojo, tendría que empezar de cero.

¿Qué hacer?

Él solo no podía practicar y desarrollar las técnicas aprendidas.

Pensativo, se golpeó el mentón con los dedos.

Aprender a pelear. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora