XXXII

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Apagó el vehículo y se quedó mirando consternado por la luneta frontal del coche hacia la única luz encendida del edificio. Ya era tarde, pero no quería irse a su casa sin verlo. Y además, Naruto le había dicho que estaría despierto. Así qué no habría problema si pasaba solo un momento.

Más decidido, se quitó el cinturon de seguridad y bajó del auto para ir hasta la nueva vivienda del Uzumaki.

Había tenido que valerse de los recursos de Pain para dar con su paradero el día que se encontró con él en la plaza, alegando que tenía un asunto pendiente con el chico y que debía encargarse de él. Como siempre Pain no le había cuestionado en absoluto. Se limitó a darle los datos con el nuevo domicilio de Naruto. Tan fácil que resultaba abrumador ver hasta donde llegaba el poder del líder de Akatsuki.

Desde hacía tiempo que Sasori se había cansado de estar dentro de la pandilla. Sus intereses ya no se correspondían con los de ellos. Y si seguía allí, era para poder vengarse de Deidara. No quería levantar sospechas, ni mucho menos perderle la pista. Debía mantener la fachada un poco más. Solo un poco.

Naruto abrió al segundo llamado. Sasori entró y esperó a que Naruto cerrará la puerta para intentar besarlo. Sin embargo, Naruto ladeó el rostro hacia otro lado para evitar el contacto.

Sasori buscó entonces su mirada, a la espera de una explicación para su rechazo.

-Vienes de verlo, ¿Verdad?

Sasori entendió al instante a lo que se refería. Soltó un suspiro y asintió débilmente.

-Si.

-Lo que significa que lo besaste- continuó Naruto por la misma línea de pensamiento.

-Naruto- nombró Sasori, tomándolo de la mano y envolviendolo poco a poco entre sus brazos, logrando la ansiada cercanía para aspirar el aroma de su cabello-. Sabes por qué lo hago. Estuviste de acuerdo con esto- le recordó.

Naruto correspondió al abrazo y besó a Sasori en la mejilla.

-Lo sé, es solo que...no termino de acostumbrarme. De veras que no puedo evitar pensarte con él y...

-¿Te repugno?- preguntó Sasori, apartándose un poco para poder leer en la transparencia de la mirada celeste.

-Claro que no. Me repugna él.

-Entonces olvídate de él y déjame besarte.

Naruto frenó el nuevo intento de acercamiento poniendo el índice sobre los labios de Sasori.

-¿Y si mejor vemos una película?

Sasori parpadeó, dejó caer los hombros y dio su aprobación. Qué remedio le quedaba. Al menos le aliviaba saber que Naruto lo había perdonado, que le creía y sabía que él estaba de su lado.

Paso a paso, pensaba recuperarlo del todo. Hasta volver a la confianza de aquellos días pasados en que podían pasar tiempo sin disgustos o vanas preocupaciones.

En ningún momento de la película, Sasori apartó su mirada de Naruto. Se preguntó en qué estaría pensando en ese momento. Pero su pensamiento se diluyó tan pronto Naruto apoyó la cabeza sobre su hombro, deshaciendo la molesta distancia entre ellos y mostrando un poco de su cariño. Aquel que Sasori había creído perdido.
**

Era extraño que su tarjeta no pasara en la tienda. Deidara había pensado que se trataba de un estúpido error. Que quizá se había olvidado de su código o lo había tecleado mal las primeras dos veces.

Pero cuando ingresó al banco para verificar, le dijeron lo impensable. Su cuenta estaba en ceros. La habían vaciado.

El enojo se concentró dentro de él. Recordó a Hidan y lo ocurrido con su apartamento. No podía, definitivamente, tratarse de una ridícula coincidencia.

Alguien estaba cazandolos. Algún estúpido mentecato de la policía o algún enemigo de Pain.

Ya no era paranoia. Camino a su casa, Deidara decidió llamar al líder de Akatsuki para darle la noticia. Después pensó en llamar a Sasori, pero se retractó en el acto. No quería molestarlo con esas tonterías. Sasori estaba cambiando y su relación iba viento en popa desde el incidente en la heladería.

Lo que le recordaba que debía darle su merecido a ese idiota. Aunque debía encontrarlo primero.

Aprender a pelear. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora