XXXIV

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Deidara aguardó impaciente dentro del almacen hasta la llegada del líder de Akatsuki. Ese día, Pain le había prometido que sus problemas se resolverían.

Media hora más tarde el líder de Akasuki llegó acompañado de Zetsu. Deidara notó a los segundos que Kakuzu tambien bajaba del vehículo. Aquello era extraño.

Se acercó cauteloso y Pain le hizo un gesto a Kakuzu para que se adelantara.

-Fui yo quien incendió tu galería y vació tus cuentas bancarias.

Deidara abrió mucho la boca, miró a Pain y sacudió la cabeza, esperando que le dijeran que se trataba de una tonta broma. Sabía que no era así. Pain jamás bromearía de algo tan serio, de nada en realidad.

Impasible, Kakuzu siguió hablando.

-Lo hice para quedar a mano. Ya que fue culpa tuya que encerraran a Hidan.

-¿Qué?- esta vez Deidara parpadeó con su único ojo sano-. ¿Qué quieres decir con que fue mi culpa?...¡Explicate, imbécil!

Poco faltó para que los dos se enzarzaran en una pelea. Pain, sin embargo, decidió interferir. Solo le bastó levantar el brazo para que ambos retrocedieran, aceptando de buena gana su lugar de subditos dentro del grupo.

-Hidan me contó todo- mascó Kakuzu con reprimida rabia-. Tu lo traicionaste. Tu hiciste la llamada que lo delató.

Deidara quería echarse a reír por semejante mentira, pero se controló a tiempo para volverse a Pain.

-Hablaré con Hidan- replicó-. Esto es una mierda, pero pienso averiguar la verdad.
**

Se habían estado besando por largo rato en el sofá cuando el celular de Sarori emitió el sonido caracteristico de haber recibido un mensaje.

Forzosamente Sasori se apartó del cuerpo de su rubio amante para revisar el vago texto.

"Reunión de Akatsuki en el almacen. Ahora"

Sasori suspiró con hastío.

-¿Tienes que irte?- preguntó Naruto con ojos brillantes. Sasori asintió mientras se ponía la chaqueta.

-Eso me temo- confirmó. Naruto agachó la mirada y Sasori se devolvió a robarle un intenso beso de despedida-. Te amo, Naruto. Te veré pasado mañana.

Naruto lo vio salir, sin imaginar que ese día no iba a llegar.
**

La oscuridad y el silencio reinante del espacio debió ponerle sobre alerta, pero no fue asi. Cuando Sasori entró a la guarida, las luces se encendieron.

Fue cuando empezó a caminar hacia el centro, con el celular en la mano, que el grupo entero apareció por la puerta trasera, rodeandolo en el acto.

Sasori inspiró hondo. Deidara fue el primero en caminar hacia él con una sonrisa cinica enmarcando sus labios.

-Bienvenido seas, traidor.

Entonces las luces se apagaron.

Aprender a pelear. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora