XLI

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Un estallido de dolor le explotó en la nariz y, apenas dos segundos más tarde, un reguero de sangre tibia le escurría de las fosas nasales.

El dolor lo había cegado momentáneamente y aquello solo sirvió para que Deidara le asestara otro puñetazo en el estómago que lo dejó sin aire.

-¿Sabes?- dijo Deidara con la satisfacción plena aflorando a su faz-. Nunca entendí por qué el idiota de Sasori te prefirió a ti por encima de mi. Jamás obtuvo nada más que problemas contigo. Solo eres un niñato estúpido y pobre que no puede defenderse a si mismo...

Deidara dejó de hablar tan pronto Naruto realizó un ágil y veloz movimiento en el suelo que terminó en un barrido a los pies de Deidara.

La caída fue certera. Deidara no salía del estupor de hallarse tirado de espaldas cuando Naruto se acomodó encima de él y lo sujetó del cuello delantero de la capucha. El crujido del cartílago de la nariz al ceder bajo el impacto del cabezazo le llegó a Deidara acompañado de un fuerte zumbido en los oídos.

-Te...voy...a matar- masculló a duras penas Deidara una vez repuesto de la sorpresa. Al igual que Naruto, gruesos hilos de sangre descendían por su barbilla.

Naruto no se inmutó en lo más mínimo por la advertencia. Le había permitido a Deidara dar los primeros golpes para que hacerle bajar la guardia. Y había funcionado. Había logrado penetrar su defensa, tal como Chiyo le enseñó.

-¡Deidara Senpai, no te rindas!

Naruto volteó a ver a la figura encapuchada del otro sujeto de máscara naranja. Había imaginado que aquel tipo ayudaría a su compañero, pero hasta ahora solo era un espectador. Si quisieran, podrían golpearlo entre los dos y la pelea acabaría mucho más rápido de lo pensado.

-¡Cállate de una vez, Tobi. Yo se lo que hago!

Tras escupir hacia un lado, Deidara se levantó. Hizo sonar sus nudillos y se abalanzó sobre Naruto.

Aunque los primeros golpes fueron fáciles de esquivar, le fue imposible contener el resto. Una lluvia de incansables puñetazos lo aturdieron. El rostro se le entumeció y su ojo izquierdo se cerró casi por completo debido a la brutalidad del ataque.

Naruto echó un breve vistazo a su reflejo proyectado en el charco de agua junto a él. Al verse el rostro, supo lo que debía hacer a continuación.

Deidara siguió acribillandolo, intercalando derechazos y patadas. Cuando notó que Naruto estaba conteniendo los gritos de dolor, se exasperó y saltó encima de su brazo para dislocarselo. Los ligamentos se trozaron uno por uno.

El dolor fue abismal, de tal guisa que Naruto no pudo retener el grito de agonía que se abrió paso por su garganta.

Por varios segundos su mente pareció desconectarse totalmente del todo, faltando relativamente poco para que Naruto se desvaneciera.

No debía.

No iba a darle el gusto a Deidara de verlo derrotado una vez más.

Se enfocó en la fiera sonrisa diabólica que le sesgaba los labios. Inspiró a profundidad, como le enseñó Sasori a hacer en esos casos. Un simple y rápido ejercicio de respiración para mantenerse despierto y distraerse de la sensación de dolor.

-¿Ahora lo entiendes, estúpido?- se burló Deidara-. La diferencia entre nosotros es inmensa. El maestro Sasori jamás debió dejarte entrar en su vida. Él es como yo, conoce los conceptos del arte, los examina, los comprende y los pone a prueba.

-Sasori no es como tu- atajó Naruto una vez repuesto del daño. Se incorporó con torpeza. El brazo pendía inerte a su costado y algunas lágrimas asomaban en sus ojos azules-. Sasori es mucho mejor de lo que tu serás nunca. Porque Sasori si tiene la capacidad de amar. Tu solo te amas a ti mismo.

La sonrisa de Deidara se atenuó radicalmente, siendo reemplazada por una mueca de disgusto que no pasó desapercibida para el Uzumaki.

-Me das lástima- arguyó Deidara, recuperando su caracteristico porte burlesco. Puso los brazos en jarras y miró altivamente a su oponente-. Si, entiendo que digas solo tonterías. El dolor ya te hace delirar. Y con ese brazo inútil no podrás hacer mucho. Así que te lo dejaré fácil. Solo debes arrodillarte y lamerme la suela del zapato mientras te disculpas por ser un molesto parásito y por haberle lavado el cerebro a Sasori para que estuviera contigo. Así tal vez, y sólo tal vez, te deje largarte.

El silencio precedió a las palabras de Deidara. Las comisuras de la boca de Naruto vibraron un poco, haciendo pensar erradamente a Deidara que se echaría a llorar a lágrima viva. Sin embargo fue todo lo contrario. Naruto se soltó a reír con ganas, como si hubiera escuchado el mejor chiste de su vida. Rió hasta saciarse de la expresión descompuesta de Deidara.

-Si que eres cínico, de verás.

-Repitelo.

Naruto tomó aire y paró a tiempo el revés que Deidara pretendía asestarle en el pecho. Sus reflejos aún estaban despiertos y era algo bueno. Sentía miles de punzadas correrle bajo el brazo izquierdo y su rango de movimiento de ese lado era nulo. Tenía que terminar con todo cuanto antes o ya no podría continuar.

-¡Eh, Tobi. Cuando acabe con este idiota te invitaré una botella de sake!

El grito de Deidara le ayudó a espabilar del todo. Naruto ignoró la efusiva e infantil exclamación de respuesta y se centró en esquivar la patada que arremetió Deidara contra su brazo herido.

-Vaya, si no eres tan estúpido después de todo.

Naruto se mordió con fuerza el interior de las mejillas. Empuñó su mano derecha y aguardó a que Deidara se acercara lo suficiente.

Ya sabía su punto débil.

Su golpe conectó exitosamente en el ojo sano de Deidara. Un chillido de rabia rasgó el aire. Naruto aprovechó para derribarlo y descargar uno a uno los golpes que él mismo había padecido minutos antes.

Pensó en las humillaciones. En las burlas a las que se vio sometido.

Recordó a Kurama, a Sasori.

Y su ira siguió acumulándose al grado de que no podía parar. Lo golpeó con toda la fuerza y saña de la que era capaz, lo golpeó hasta dejarlo al borde de la inconsciencia.

"Si sigues por la senda de la venganza, caerás en la red cuando menos lo esperes"

Naruto asestó un último puñetazo y contuvo sus ansias asesinas, esas que lo roían desde dentro como una bestia dormida. Quería asesinar a Deidara. Lo deseaba tanto que se veía llevándolo a cabo en ese preciso momento. Pero Chiyo tenía razón, si cedía ante el rencor, terminaría convirtiéndose en otra escoria como ellos.

Al menos ya había cumplido su objetivo. La frustración se estaba esfumando. Había ganado. Había vencido a Deidara. Ahora sabía de lo que era capaz.

Adolorido, se retiró del cuerpo ensangrentado para empezar a alejarse. El sujeto de la máscara estaba a pocos metros de él. No soportaría una pelea más, no en ese estado.

Naruto fue arrastrando un pie delante del otro, sin dejar de sujetarse el brazo dislocado. Avanzó con dificultad hasta que oyó el chasquido del seguro de un arma al ser retirado. Su cuerpo se petrificó como si de una estatua se tratara.

La voz de Deidara se alzó firme y cargada de desprecio.

-Nunca se le da la espalda a un enemigo, uhn.

El atronador ruido del disparo repercutió en el espacio abierto. Naruto cerró los ojos, aguardando a que su cuerpo malherido se desplomara en cualquier momento.

No ocurrió.

No había dolor en su cuerpo más allá de las heridas que ya tenía.

La incredulidad surcó sus facciones.

-¿Por qué?- Naruto se dio la vuelta y se encontró con el cuerpo de Deidara embrocado boca abajo como si fuera un maniquí. A los lados de la capa empezaba a relucir un serpenteante camino de sangre.

Tobi aplaudió enérgico toda vez que contemplaba su grotesco acto.

-¡Tobi es un buen chico!- aplaudía y reía con gran alborozo-. ¡Tobi cumplió la orden de Pain de ejecutar al tramposo!

-¿Qué fue lo que dijiste?- inquirió Naruto, sintiendo una oleada de escalofríos correrle bajo la piel.

Aprender a pelear. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora