Tocar tu cuerpo, sutileza y deleite, Sentir tu piel, suavidad y terciopelo, Despertar en mí un torrente de pasión, Y rendirme a ese movimiento tan bello.
Aquella noche, quise hacerte mía, Con besos incesantes, sin descanso ni pausa, Y en cada beso, el universo enloquecía, Mientras nuestras almas entrelazaban su danza.
No sé cómo logré tenerte en mi vida, Un simple mortal, sin renombre ni fama, Me levanté, dejé de verte desde la orilla, Y conquisté tus labios, con amor en llamas.
No fue suerte o casualidad, lo afirmo sin duda, Fue el destino que trazó nuestros senderos, Convergimos en un instante, sin prenda alguna, Y nos convertimos en testigos verdaderos.
¿Es así el amor a primera vista, pregunto yo? Tú y yo somos prueba fehaciente y radiante, De que, en ese fugaz momento, nuestro destino se unió, Y en ese éxtasis de miradas, sellamos nuestro enlace.
En cada latido, en cada aliento que respiro, Persiste la memoria de aquel encuentro sublime, Un beso que trasciende tiempo y espacio, lo admiro, Y nos guía hacia un amor eterno, sin límites ni cumbre.
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El Encanto de las Mariposas
Romance'100 Poemas para aquellas mariposas que dejaron su color en los ojos desolados de aquel que siempre creyó'