Capítulo No. 41

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Saludos mis lectores. Como ya les había avisado anteriormente, algunos capítulos se van a leer desde la perspectiva de los personajes principales. En este caso, será de ambos. Mismo día, lados diferentes.

Por lo tanto, el capítulo será un poco largo, así que pido disculpas de antemano.

Dejen sus comentarios.

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Miguel

—Franco, de verdad, no tenías que traerme. Yo hubiera tomado un taxi.

—Ya no insistas Miguel —me responde Alma rodando los ojos—. Nosotros quisimos venir, además me gustaría tratar de ver a Roberta antes del viaje.

—Y también me gustaría ver a Mia. Ya estamos llegando de todos modos.

Entramos al colegio y puedo ver en la entrada un carro estacionado con una pareja parada afuera a punto de besarse. Reconozco esa espalda al descubierto, ese pelo rubio largo y ese conjunto blanco acentuado a su cuerpo, en los brazos de él. Siento como algo rojo se rompe dentro de mí, será mi corazón que se destroza en pedazos o es la rabia y los celos que no puedo controlar. Se va a besar con él, le va a dar una maldita oportunidad. La había visto besándose con otros antes, pero eso era antes. En el pasado. Antes de nosotros, antes de la isla, antes del juramento, antes de mis errores. Antes.

Pero está ahí, en los brazos de él, veo cómo se le acerca, como tiene su rostro entre sus manos, como roza sus labios con los de ella y no puedo pensar o razonar. No dejo que Franco termine de parar el carro cuando yo ya estoy saliendo, dando un portazo con la puerta para generar un sonido, algo que los detenga. Y lo consigo.

Veo como lentamente él levanta la cabeza y me mira. Puedo ver en sus ojos la tensión y molestia por mi interrupción. Pero no me importa, "que te jodan imbécil". Ella está de espaldas a mí, pero también se da la vuelta y me encuentro con su cara de sorpresa al verme. No esperaba que estuviera ahí. Claro que no, quiere olvidarme, sacarme por completo de su vida. Y ahí está. Mi mayor temor haciendo realidad frente a mis ojos. Una cosa es amistad, pero esto es otra cosa. En su rostro esta su determinación de borrarme, quiere estar con él, que sea el quien la bese y la acaricie.

Veo como él pone una mano en su cintura, como protegiéndola de mí, de mi reacción, pero yo solo puedo apretar los puños para no explotar. Si lo golpeo, él gana, si la dejo ir, él gana, maldita sea, de cualquier forma, en estos momentos, él tiene todas las de ganar. Escucho como salen Franco y Alma también del carro, dándome cuenta del cambio en el rostro de Mia cuando los ve a ellos junto a mí.

—Wao, Dios los crea y el diablo los junta. Nunca había visto una comitiva de mentiras tan grande como esta —dice con cierto tono de decepción en su voz. —Leo, creo que no te había presentado a la señora Alma Rey, la novia tan escondida de mi daddy.

—Mia, respeta —dice Franco.

—Respeto se gana, no se exige papá. Y creo que sus mentiras han sido muy claras. Las de todos ustedes.

—Saludos Sra. Alma, es un placer conocerla. Mia, hablamos de esto. Inténtalo, habla con Franco y Alma —dice Leo haciendo que ella se relaje. —No pierdes nada.

Siento que recibo una patada en el estómago, viendo su cercanía, su confianza, como lo escucha y solo puedo mirar. No puedo hablar, porque creo no saldrían palabras de mi boca sino gritos, de rabia, de furia, de ira, de celos, de dolor. Veo cómo cambia su actitud hacia ellos, su expresión, como considera hablar con ellos. El me mira con sus ojos de satisfacción, mostrándome lo que ha logrado, como a él si lo escucha.

Mi Maldito Error - Mia y Miguel RBDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora