Mia llegó al colegio en la tarde, trató de convencer a su papá de que la cambiara de colegio, hasta buscó en internet lugares donde podía estudiar con el año escolar ya empezado. Pero nada lo pudo convencer. Entendía lo que su papá trataba de hacer, tenía que enfrentar esto. Le dijo que Miguel lo había llamado y que él se cambiaría de colegio, si ella así lo quería, pero solo tenía una condición: quería hablar con ella.
Pero ella no quería verlo, mirarlo a los ojos sería recordar de nuevo toda su historia y también todo su engaño. Ella no se sentía con fuerzas para enfrentarlo, aún cuando su papá le dijo que tenía que confiar en si misma, enfrentarlo y decirle todo lo que sentía de frente.
Ella se conocía a si misma y no podía hacer eso de golpe, por eso lo primero que iba hacer era enfrentar a sus compañeros, se armó de valor y fue directamente a la cafetería. Ahí estaban todos. Cuando entró se produjo un silencio total y todos se le quedaron viendo. Tuvo que controlarse para que no se le salieran las lágrimas. Pero ella era Mia Colucci, era demasiado difícil ser ella, así que seguiría caminando hasta una mesa.
Miguel estaba sentado cabizbajo con los chicos, sin ánimos de nada. Había hablado con Sabrina, ella había ido para avisarle que mañana le entregaban los resultados de los análisis. Rogaba y rezaba a Dios que Sabrina no estuviera embarazada. Si lo estaba, lo enfrentaría responsablemente, pero su sueño era tener una familia con su niña de los ojos azules.
Estaba perdido en sus pensamientos, ni siquiera le prestaba atención a Teo que le decía que tomara las penas con alegría, cuando sintió que toda la cafetería se quedó en silencio. Alzó la cabeza y ahí estaba ella, su amor, su vida, su Mia.
Se levantó corriendo y fue hacia ella con cara suplicante.
—¿Mia... Podemos hablar? Mia...
Mia siguió de largo hacía una mesa, no lo miro, ni le habló, nada. Era como si nadie le hubiera hablado. Era como si para ella, él era nadie.
—¿Pilar me puedes traer un vaso de agua, por favor? —dijo Mía sentándose en una mesa sola.
Miguel comprendió que Mia no le hablaría, no tenia sentido que insistiera en ese momento. Le daría su tiempo y su espacio, por lo que prefirió irse.
Mia tuvo que respirar varias veces para no flaquear. Él estaba ahí, pidiéndole que hablaran. Pero ella no iba ceder. Cerró los ojos tratando de calmar su corazón.
"Tranquila Mia, respira, respira, primera prueba superada"
—Mia, aquí tienes tu agua —dijo Pilar entregándole un vaso de agua.
—Gracias Pilar —respondió bebiendo unos pequeños sorbos y luego se paró. Ya había sido vista en público, ahora venia su segunda prueba, encontrarse con sus supuestas amigas.
Fue directamente para su cuarto y se paró frente a su cama. Todo era rosa, todo era, lindo, todo era perfecto. Todo como ella no estaba.
Buscó una caja y comenzó a guardar sus recuerdos. A la Mia tonta, que creía en cuentos de hadas y príncipes azules, o, mejor dicho, rojos. A la Mia que tenía una historia de amor de novela, unas mejores amigas leales y un mundo de ensueño. A la Mia que confiaba ciegamente en las personas y creía en el amor. A esa Mia guardaba. Su papa tenía razón, ella era fuerte, iba a superar esto.
Mientras continuaba recogiendo la puerta se abrió y entraron Vico y Celina.
—Mia... Qué onda, volviste —dijo Celina feliz de verla.
—Que bueno que llegaste —dijo Celina.
Pero Mia continuó recogiendo sus cosas sin mirarlas y luego de un rato les respondió.
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Mi Maldito Error - Mia y Miguel RBD
FanfictionMi Maldito Error - Mia y Miguel - Rebelde RBD *Esta historia se desarrolla después que Mia descubre el engaño de Miguel. Esta es mi versión de como debieron suceder las cosas. Tendremos nuevos personajes (porque la verdad siempre pensé que a Mia l...