Capítulo No. 17

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Luego de sacar con el Equipo de Seguridad a los mariachis del colegio, Gastón había llevado a Miguel y a Diego a la Dirección.

-Muy bonito, muy bonito su espectáculo -dijo paseándose entre de un lado a otro con mala cara y los brazos cruzados-, ustedes dos creen que pueden hacer lo que quieran con el colegio ¿cierto?, hasta darse de artistas y dar serenatas.

-Nosotros no hicimos nada malo, solo queríamos darle un detalle a Roberta y a mi novia -dijo Miguel dando énfasis en "mi novia" -, y tampoco está prohibido dar una serenata, que yo sepa.

-Primero, hasta donde yo sé, ella ya no es tu novia -dijo Gastón poniéndose al frente de Miguel también dando énfasis en "ya no es tu novia" -, y segundo, no pueden hacer ninguna actividad sin el permiso del colegio, y yo como prefecto de este colegio, no tenía conocimiento de ninguna serenata ni nada.

-Reconócelo... -dijo Miguel acercándose a Gastón -, todo esto es por Mia, ¿verdad?

-Miguel, cálmate -dijo Diego jalando a Miguel y luego hablándole a Gastón tratando de calmar la situación-, nosotros no sabíamos que estaba prohibido Gastón.

-Escucha a tu amigo Arango -dijo Gastón con cierto sarcasmo -, así es como se manejan las cosas, no como animales como tú.

Diego tuvo que contener a Miguel para que no golpeara a Gastón y los metiera en más problemas.

-ARANGO Y BUSTAMANTE, 100 FLEXIONES, AHORA -dijo Gastón recostándose del escritorio -, VAMOS, QUE NO ESCUCHAN, UNO, DOS, TRES...

Miguel y Diego tuvieron que hacer más de 100 flexiones, porque si Gastón entendía en su criterio que no la estaban haciendo bien, tenían que empezar de cero. Por lo que era ya pasadas de las 12 de la noche, cuando finalmente pudieron cansados y adoloridos regresar a los cuartos. Roberta estaba esperándolos sentada al pie de las escaleras.

-Finalmente los soltaron.

-Roberta... -dijo Diego acercándose a ella -, ¿Te gustó? ¿Ya confías en mí?

-Tu y yo vamos a hablar, pero antes que todo -dijo Roberta mirando a Miguel -, ella te está esperando en la Sala de Visitas.

-Gracias -dijo Miguel corriendo a buscar a Mia dejando solos a Diego y a Roberta.

Miguel encontró a Mia sentada en el sofá leyendo una revista, y por lo que pudo ver a lo lejos era un artículo de modas, por lo que ella estaba tan concentrada que no se estaba dando cuenta de su presencia y él aprovechó el momento para poder mirarla y apreciarla. Es tan bella, su pelo largo rubio y sedoso, aún recordaba cuando la vio por primera vez, no sabía quién era, pero había quedado impresionado con su belleza, jamás había visto unos ojos tan azules y hermosos como ese día.

Y ahí estaba ella, con un vestido de tiros estilo pijama azul claro corto mostrando sus largas piernas, estaba realmente embobado por ella, como había sido tan imbécil de perder a una chica así, pero estaba dispuesto a todo para recuperarla, por eso había hecho esa serenata, para demostrarle cuanto la amaba.

Mia estaba concentrada en su lectura cuando sintió ese cosquilleo particular, ese que siempre sentía cuando Miguel la estaba observando y levantando la mirada lo encontró de pie cerca de ella.

-Podría pasarme la vida entera mirándote y no me cansaría -dijo Miguel, con las manos en los bolsillos y recostado de la pared.

Mia se sonrojó con ese comentario.

-¿Los castigó muy fuerte Gastón? -dijo Mia tratando de desviar el comentario.

-Nada que no pueda soportar, ya tengo experiencia con el -dijo Miguel con una sonrisa, caminando hacia ella y sentándose en la mesa que quedaba al frente de ella -, ¿Te gustó la serenata?

Mi Maldito Error - Mia y Miguel RBDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora