Capítulo 4: Siento un caos

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La voz de Tammy se desvanece de a poco, los pasos se detienen y quedamos frente a frente. Mantiene su sonrisa amplia al momento que su mirada baja a mi colgante. Parpadea y deja que sus labios cubran sus dientes blancos.

—Espera —se acerca un paso, siento el filo de sus dedos rosar mi piel cuando lo toma—. Magnus dice que solo la realeza tiene permitido usar esmeraldas…

La revelación me toma desprevenida. Bajo mi mirada al colgante. A pesar de eso, me la dio o ¿será mentira de aquel lobo? porque Marcos había dejado muy en claro que no quería que nadie se diera cuenta de quien era su compañera.

—Mírame emperatriz —su fuego negro reverbera— ¿De dónde lo sacaste? Solo los Thalassinos tienen acceso a este tipo de piedras. Solo ellos en todo el mundo sobrenatural.

—Me lo encontré —respondo rápido.

Frunce sus cejas confuso. Por Dios, Isabella. Siempre has sido buena mentirosa.

—Esto no es algo que se encuentra por ahí. Es demasiado valioso.

—Esta bien —susurro—. Mi hermana y yo estuvimos en una competencia, no ganamos pero el rey nos dio presentes. A Anne le obsequió un anillo y a mí este collar.

—¿Le dio también una esmeralda?

Me debato entre responder o no. Sin embargo, Ian parece decodificarlo todo.

—Puta madre —masculla incrédulo—. Dime que no… no es cierto.

Lleva sus brazos sobre su cabeza, deja salir una risa hueca. Me abrazo tratando de alejar el frío que me causa la cruda realidad, una a la que tampoco me acostumbro.

—Es él, ¿no? El chico en el que pensabas mientras estábamos bailando.

—Duque…

—Vaya bastardo con suerte —patea el suelo lleno de impotencia— ¿Eres la reina? ¿Eres su mate?

Espera mi respuesta. El aire esta empezando a faltarme, es incluso difícil para mí aceptar eso. Intento procesarlo pero es demasiado. Sabía que sería alguien importante, pero era más por el título de papá. Jamás creí que había nacido para ser la reina de todo Seir.

—Sí.

—Hijo de las remil putas.

Me acerco al lago con el corazón triste. Me acomodo en el césped ojeando los destellos de las estrellas que se reflejan en el agua. Siempre tan brillantes sobre Dhalia.

—Parece ser que de una manera u otra terminaré topándome con el Rey —lo miro detalladamente cuando llega a mi lado.  Sus iris color turquesa brillan gracias al reflejo del lago en sus ojos.

—Quizás haya algún propósito para ello.

—Lo dudo, nuestras familias jamás podrán llegar a ser amigas.

—Ustedes son el nuevo legado ahora, ¿no? pueden hacer las cosas diferentes, por lo menos esas son las mierdas que dice Anne.

Ríe abiertamente. La opresión en mi pecho se hace más ligera.

—No conoces a los Thalassinos.

—¿Por qué los odias tanto? Por lo que he leído la familia real pasó por mucho. No debió ser fácil para Marcos.

Amaba pronunciar su nombre. Una y otra vez. El sabor era tan dulce como su aroma.

—Él esconde a alguien importante.

—¿Daisy?

Sonrío ante el amarillo que extingue el inocente turquesa dentro de sus iris. Itzae podía sentir el poder de su fuego.

Amando Al Rey © [ L. I. 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora