Capítulo 10: ¿Guerra?

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Maratón 3/3

Mala mía, creía que había subido ya el capitulo y hoy que tengo tiempo de leer sus hermosos comentarios, me doy cuenta que no lo publiqué.

Ups ☺

Los amo 💜

Disfruten, Mont.

👑


—¿De qué reina estamos hablando?

Niega y se coloca de pie. Lo sigo rápido, demasiado curiosa. Ian llega hasta la ventana y se gira tomándome por sorpresa una vez más.

Le doy un empujón en su hombro. Ríe.

—Decírtelo podría traernos problemas, amor.

—Solo estamos lo dos…

—Nunca olvides que hay oídos en todos lados, incluso el viento puede escucharnos.

Pasa una de sus piernas al otro lado del marco, se sujeta fuerte y en un parpadeo ya está fuera de mi habitación. Me asomo y veo la reverencia burlona que hace antes de irse, no obstante, un grupo de hombres lo apresan. Chillo desesperada.

Son guardias del castillo por más que usen los uniformes dhalianos. Dos de ellos lo toman de cada brazo, intentan esposarlo. Saco la mitad de mi cuerpo, la brisa agita mi cabello.

—¡Deténganse! —grito.

Dos figuras más salen de entre los árboles.

Los gemelos.

No lo dudan, ni si quiera vacilan. Defienden al pelinegro golpeando a algunos de los guardias.

Tomo aire, me lanzo y doy un giro para aligerar la caída. Los soldados se centran en mí con sus caras llenas de asombro. Los estoy quemando con mis ojos.

—He dicho que lo suelten —ordeno firme. No razonan. Ian se remueve enojado— ¡Que lo suelten, maldita sea!

Liberan al duque. Él los empuja con aire prepotente. Acomoda y sacude su ropa. Los chicos iguales llegan a su lado, parecen gallitos de pelea con sus pechos inflados.

—No es peligroso… tranquilos…

Los guardias llegan hasta mí, se aseguran de que esté bien y dan un paso ubicándose detrás de mi espalda. Me concentro en los nuevos personajes.

Uno de los gemelos hace el amago de acercarse, el soldado a mi lado lo apunta con su arma, la bajo susurrando un calma. Me alejo y posiciono en el centro de todos, el gemelo sonríe aún más. Esta vez si camina sin miedo.

Me rodea con ojos sagaces, depredadores. El otro hermano se le une. Los sigo con mi mirada, parecen dos halcones cazando a su presa.

—Ya no tendremos que compartir al angelito, Kay-Kay.

Mi sonrisa se extiende sin dejar de ver como caminan rodeándome.

—Es igual de majestuosa.

—Efectivamente, las dos han sido de las mejores visitas que hemos tenido.

El más atrevido toma mi cabello y le doy un manotazo. Ríe sin detenerse.

—¿Cuál de nosotros te gusta más? Dijiste que nos dirías una próxima vez.

—Es cierto —me fijo en el más serio.

—No recuerdo haber dicho eso —acaricia por un breve momento el collar de media luna sobre mis omóplatos.

Amando Al Rey © [ L. I. 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora