Capítulo 44: El príncipe

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Maratón 2/3

Disfruten, con amor...

Mont.

👑

—Espera, espera... déjame ver si entendí —da el último sorbo a su segunda taza de café— ¿Eres la compañera de un rey?

Asiento.

—¿Del rey de tu especie, de todos los lobos?

Vuelvo a asentir.

—¿Tienes lacayos y...

—No son lacayos, Pers...

—... y sirvientes que hacen todo por ti? Además, cuentas con soldados que te cuidarían hasta la muerte ¿si? Y a este justiciero... el que me trajo... y un chico que tiene dos tigres y un vampiro que es un capitán...

—Un general.

—Como sea —se lanza a la cama por quinta vez dejando la taza de porcelana sobre la bandeja en un carrito cercano—. Y eso que no querías regresar...

—¡Oye! —chillo lanzándome a su lado.

Se queda callada, pensativa.

—¿Entonces quién era el chico de hermosos ojos que vi esa noche en nuestra llamada?

Conozco ese tono de voz, no pasa nada bueno cuando anda así de curiosa.

—Es un duque.

—¿También vive aquí?

—No, tiene su propio imperio.

Guarda silencio por un poco más de tiempo  esta vez.

—¿Y dónde queda ese imperio?

—Persia —sentencio.

—¿Qué? Solo tengo curiosidad.

Me apoyo en mis codos.

—Tu curiosidad nunca trae nada bueno.

Va a defenderse, va a soltar toda una explicación sin sentido pero que hará sonar razonable con tal de dejarme callada, para su desgracia la conozco muy bien.

—Solo tengo curiosidad, ¿vale? Se me hizo interesante... sabes que no pienso volver a enamorarme. No después de mi última relación, aún tengo pesadillas —me acurruco a su lado cuando su voz se vuelve susurrante—. Así estoy bien.

—No puedes quedarte sola para siempre, mereces ser amada.

—Creeré en el amor si por alguna razón conozco algún rey o príncipe y vale la pena. Alguien que me conquiste el corazón tanto que no pueda resistirme.

Suspiro.

—Aquí puedes ser tan libre y espontánea como quieras, belleza tropical. Nadie va a tocarte una sola hebra de cabello de nuevo. Será a tu tiempo y cuando quieras... si por casualidad aparece ese tal príncipe...

—O un duque...

—¡Persia!

Me abraza y asfixia.

—¿Ya te he dicho que te amo?

Vuelvo a reír.

Cálida, Persia siempre sería mi lugar más cálido.

👑

—No puedo creer que Anne esté embarazada.

—Si, ya tiene una panza muy grande.

Amando Al Rey © [ L. I. 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora