Capítulo 18: Primera jugada

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Alguien abre la puerta de mi habitación en penumbras, espero encontrar a papá asomado por la rendija, pero él nunca entra sin tocar.

Mamá sí.

Cierra con cuidado y se mueve por la oscuridad como si fuera su hábitat natural y llega hasta mi cama. Suelto la almohada y me acurruco en su pecho cuando abre sus brazos para mí.

-¿Vas a contarme que pasó? Prometo no decirle nada a papá.

Niego dejando que las lágrimas vuelvan a salir. Ella entierra sus dedos en mi cabellera. Me canta una suave melodía hasta que el llanto cesa.

-Desde niña has solucionado los problemas por tu cuenta, quizás, ahora que ya eres grande necesitas de mamá.

Se aleja, enciende la lámpara en la mesa de noche a su lado. Sus ojos negros idénticos a los míos me dan una mirada cargada de dulzura.

-Es una tontería -murmuro con voz ronca.

-¿Una tontería que te incluye a ti y al rey?

Me quedo callada, tratando de no dejar relucir absolutamente nada en mi mirada, pero mamá me sonríe y niega acomodándose en las almohadas.

-Peter les enseñó muy bien como manipular a los demás, incluso como hacerlo con él mimo, pero no funciona conmigo. Pensé que ya lo sabías Mía Isabella Morets Frei.

-Señora mamá...

-¿Qué hacía el rey aquí en Dhalia? ¿Qué hacía en una manada tan alejada del castillo a horas tan tarde de la noche y buscando a mi hija mayor?

Tomo un cojín felpudo y aguanto las ganas de echarme a chillar como una niña tonta.

-Quería que entrenaras sus topas.

-¿Nada más?

-Nada más.

Escucho el suspiro que deja salir. No me cree nada.

-¿Y eso ha hecho que vengas a tu habitación sin terminar del todo tu cena? Y además, ¿la razón por la que tus mejillas están llenas de agua?

Agarro las pelusas con mis dedos, la mirada se me ha nublado.

No llores, no llores Isabella.

-Ummmm...

-Las reinas no son mentirosas.

Aprieto mis párpados con fuerza. Decido levantar la mirada medio minuto después, tiene una de sus cejas arqueadas y una sonrisa ladeada.

-No sé de que me hablas.

-Vamos, hija mayor. No me mientas que aún puedo castigarte -cruza sus piernas y se acerca a mí, toma mis manos y entrelaza nuestros dedos- ¿Sabes que vi en los ojos del chico?

Hago un puchero sin poder controlar más la tristeza. Me rompo delante de mamá y niego.

-Miedo. Denso y puro miedo. Lo vi en Peter y también en Liam cuando llegamos a Dhalia.

-Él no tiene miedo...

-Sí, y diría que mucho más de lo que lo tuvo tu padre y tu cuñado.

Ladeo mi cabeza queriendo lucir orgullosa.

-No lo tiene pero lo tendrá, yo me encargaré de ello. El rey no sabe con quien está tratando.

-¿Y tú, mi amor? ¿Sabes con quién estás tratando? -me fijo en ella, la seriedad se a adueñado de su rostro- Es tu compañero, si ambos pelean, ambos se lastiman. En el lazo, o los dos ganan, o los dos pierden.

Amando Al Rey © [ L. I. 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora