Capítulo 5: El castillo

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Habíamos decidido organizar la galería de arte en el pasillo principal de la universidad. Los cuadros no solo serían admirados por los profesores del programa, sino también, por todos los estudiante que pasaran por el lugar. Mis chicos hablaban sobre sus obras orgullosos y yo me sentía demasiado contenta, con el pecho inflado ante tanta belleza.

Me acerco a la puerta doble cuando una pelirroja con sonrisa gigante entra por ella. Había revelado en la salutación invernal que estaba embarazada, explicaba los cuatro guardias que venían escoltándola. Los dhalianos hacen reverencias discretas al verla pasar.

—Hola…

—¡Todo esta tan hermoso! —ríe encantada—. Nunca había visto tantos retratos de mi primo.

Más temprano, cuando mis estudiantes se disponían a montar sus cuadros en los caballetes, me di cuenta que había sido una pésima idea. Lo que más deseaba en este momento era sacarlo de mi puta cabeza y claramente esto no ayudaba. La noche en Grandona fui bastante determinada, me regresé con mis amigos a Dhalia a pesar de que sabía que él nos estaba vigilando. Pero me importaba muy poco.

Mentirosa.

Te amo, pero cállate.

—Me alegra saber que te agrada, pelirroja.

—Tus estudiantes se han esforzado demasiado. Iré a ver todo más a fondo.

La jornada pasa lenta. Yo vigilo el evento caminando de aquí para allá una y otra vez. El cuadro de Tammy era el que más me había gustado. No sabía si ella conocía a Marcos, pero eran sus trazos los que más se parecían a mi mate. Había usado una paleta de rojos, naranjas y verdes que le daban mucha vida al cabello y de alguna forma a su piel.

Me encantaba.

—¿Isabella? —le doy frente—. Tus estudiantes me han dicho que les gustaría llevar sus obras de arte por todo Seir. No me desagrada la idea.

—La universidad no puede costear esos viajes.

—Pero si la realeza.

Enmudezco. Bueno, ese había sido mi plan desde el primer instante. Pero ahora, no estaba tan segura. Digo, quería estar lo más lejos posible de Marcos y ver cuanto podía aguantar. Estar en el mismo sitio que él era una malísima idea para mi voluntad.

—No creo que el rey esté interesado…

—Lo estará, lo sabes. No soy tan tonta —se acerca y baja la voz. Sus ojos mieles me ven divertidos—. No sé si se conocían de antes o que… pero hay bastante interés entre los dos. Lo que me pregunto es, ¿cuál de los dos siente más curiosidad por el otro?

Definitivamente yo.

—Tu primo me pareció demasiado atractivo cuando lo conocí. Pero ya no, pelirroja.

—Puedo entenderlo, tampoco influye que vaya a casarse.

Ignoro la sensación. La emperatriz está muy furiosa.

—Tienes toda la razón. Nunca me meto con hombres comprometidos…

—Pero eso no importa, estamos hablando de nuestros estudiantes. Sé que entre la curiosidad que claramente siente por ti y la belleza de todo este trabajo artístico, no se negará —me contagia su sonrisa—. Hablaré con él hoy mismo. Te daré una respuesta pronto.

👑

—¡Maldición! —chillo en voz baja ante la quemadura.

Estaba en Dhalia ahora, no debía decir majaderías o si no la señora Carolina Frei podría cortarme la lengua.

Amando Al Rey © [ L. I. 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora