Te conocí y entonces entendí porque todo el mundo ama la navidad.
Mont.
🧡
La isla luce tan siniestra como la recordaba. La magia aquí apesta a alcantarilla y mugre. Sin duda alguna, necesitan un regente.
Klaus baja del bote primero. Ayuda a mamá mientras yo los sigo sin dejar de ver las copas de los árboles. Las aves con grandes alas vuelan a nuestro alrededor recordándome que estarán aquí para mí.
La señora mamá acomoda su velo negro, cubriendo su cabello y mitad de la cara. No puedo evitar traer a memoria mi corta vida en China. Son sólo instantes, pero esa es su imagen en los pocos que tengo.
Una brisa suave sopla, dos pares de alas se alzan por encima de la neblina. El corazón se me detiene un solo segundo hasta que reconozco sus rostros.
Klaus se posiciona al frente, tomando el mango de la espada que reposa alrededor de su cintura.
—¿Son…
Mamá no termina la pregunta. El barón, hace una venía llena de gracia, con una sonrisa sombría que casi le abarca toda la cara.
—Es bueno volver a saludarla.
Klaus extiende su brazo frente a mí cuando intento dar un paso hacia ellos.
—Los conozco.
La chica se inclina, ella si lo hace de forma respetuosa.
—¿Qué hacen aquí?
—Ya se lo dijimos antes, majestad. Somos sus guardianes.
La señora mamá deja salir una exclamación sorprendida. Klaus no desiste de la supuesta barrera que hace con su brazo izquierdo.
—No necesito que me cuiden.
—Opino lo mismo —replica el chico y le jala una de las trenzas a la muchacha—. Pero es terca.
—¡Zander! —toma su trenza oscura y la aleja de él.
—No necesitamos su ayuda, pueden largarse —sisea el general.
Zander lo analiza con cuidado por primera vez. Se cruza de brazos separando sus pies sin dejar de verlo de forma despectiva.
—Un general, que ternura —niega poco después—. No, mentira. Un príncipe. Hueles a realeza y toda esa mierda.
—Basta, Zander.
El vampiro le muestra sus colmillos y me rueda con mano firme hasta llevarme tras su espalda.
—Mira, soldado —le dice con tono altivo—. Ambos estamos aquí para protegerla a ella.
Eso a Klaus no le hace gracia, gruñe esta vez.
Su parte lobuna ha aparecido igual de feroz.
—Solo queremos ayudar —interviene la chica con voz dulce.
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Amando Al Rey © [ L. I. 2 ]
Hombres LoboIsabella odia el lazo de Mates. Cree que por esa tontería perdió al amor de su vida. Nicolas Ross. Ha estado enamorada de él desde que tiene memoria y guardaba la esperanza de que todo aquello que sentía con tanta intensidad, fuera por que él sería...