14.- Semana

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¡Holi!

Como se está haciendo habitual, quiero decir un par de cosas.

-La primera es GRACIAS por todo el apoyo que me disteis en el capítulo anterior, sois geniales. Vuestros comentarios me hicieron muy feliz.

-La segunda es que he publicado nuevo libro en Amazon para celebrar las fiestas :D. Os dejo aquí la portada:

 Os dejo aquí la portada:

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Harry

La semana se me hace insoportablemente larga. Me encuentro a menudo parado, mirando la nada, rememorando ese pícnic con Summer. Y el color de las fresas en sus labios. Preguntándome si serán tan deliciosos como creo que son. Así que me estoy convirtiendo en un despojo de ser humano. Antes trabajaba pocas horas, pero al menos era productivo. Ahora no.

El miércoles nombramos a un nuevo socio. Damos una fiesta en la oficina para él. Estoy tan en mi mundo, que en cierto momento me doy cuenta de que tengo una copa en la mano. Miro las fotos de mi móvil, pero eso no ayuda. Así que me voy pronto. Aprovecho que hay una reunión de alcohólicos anónimos para pasar por ahí y hablar con gente que me entiende. Creo que hago suspirar a un par de mujeres al hablar, porque no puedo dejar de hacerlo de Summer.

*

―Si tanto te gusta, díselo ―me sugiere Juls el jueves, cuando voy a comer al restaurante de su madre, donde ella trabaja, solo para contarle mi desasosiego constante.

He pasado del vacío de la nada a la ausencia de alguien. ¿Es un avance? Quizá. Al menos es diferente. Y eso es revitalizador.

―No puedo hacer eso, solo sale conmigo para conseguir comida para sus perros... ―suspiro y me paso la mano por el pelo―. ¿Crees que yo cuidaría bien a un perro? Los días que tuve a Friend me sentí un poco menos solo y...

―Lo harías genial, Harry ―me dice, apoyando la mano sobre la mía con dulzura―. Cuidaste bien de Friend, ¿por qué no ibas a cuidar bien de otro perro?

Aparto la mirada, no les he contado que lo perdí el primer día y me niego a hacerlo. Quizá confiese en mi lecho de muerte. La verdad es que ese día el perro aún no entendía qué había pasado con sus amos, supongo que por eso huyó. No volvió a hacer nada parecido en las dos semanas siguientes. Y me gustó tenerlo y llenar ese vacío con algo diferente. Pero ¿y si me canso, como de todo lo demás?

―No sé ―me limito a decir―. Acabo cansándome de todo.

―Llevas siglos siendo amigo de Riley y no pareces cansado.

―A él no le recojo la mierda ―aseguro, haciendo que mi amiga suelte una carcajada.

―Bueno, pues no te has cansado de Ellie, y a ella sí se la has limpiado alguna vez.

Sonrío un poco ante ese recuerdo. Ese día casi recaí, y solo hacía una semana que había salido de la clínica de desintoxicación. Juls me dijo que, si quería cuidarla, tenía que hacerlo con todas las de la ley. Conseguí cambiarle el pañal y todo, luego vomité en el jardín. Pero seguí intentándolo, hasta que dejó de darme tanto asco. Riley se rio semanas de mí por ello, por cierto.

Si en diez citas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora