32.- Acuerdo

993 277 40
                                    

Estoy publicando SEIS capítulos seguidos, antes de avanzar, comprobad que no os estáis saltando nada y acordaos de dejar vuestro voto y comentario para hacerme feliz.

*

Summer

Es lunes. Hace dos semanas que no veo a Harry y que apenas hemos intercambiado una docena de mensajes. La certeza de que ya se ha cansado de mí me tiene de malhumor. Porque es culpa de él. Yo trato de escribirle, le he sugerido de quedar algún día para comer, incluso le invité a sacar a pasear a los perros el fin de semana. Pero no puede, al parecer, aunque ayer fue con mi padre a béisbol, cosa que me enteré por mi padre, por cierto.

Así que estoy enfadada, porque si quiere pasar de mí, podría decirlo al menos, en lugar de simplemente ignorarme.

Me he planteado varias veces ir a su casa y gritarle, por ejemplo, pero al final, he renunciado a la idea. Supongo que tarde o temprano tendría que acabarse. Así que me he centrado en el trabajo.

Sin embargo, eso no funciona si me cancelan las citas, como acaba de pasar con la última del lunes antes de comer. Y me molesta por muchos motivos, porque si el tipo de la cita hubiera avisado antes, y no diez minutos después de su hora, podría haber puesto a otra persona en su lugar. Porque me está haciendo perder dinero, e impidiendo que otra mascota que lo necesite reciba atención.

Decido aprovechar el rato para darme una ducha, a ver si se me quita el calor horrible que tengo, y la mala leche también, pero cuando paso junto a Roy que está tras el mostrador, me sujeta del brazo.

―Está aquí ―me dice nervioso.

―¿Quién? ―pregunto confusa.

Por un segundo, pienso que es Harry y se me acelera el corazón, pero dudo que Roy estuviera tan alterado por verle a él.

―Stone. No le he dejado pasar y he llamado a Harry.

―¡¿Por qué?! ―pregunto boquiabierta―. ¡No necesitamos a Harry para todo!

―¿No necesitamos a nuestro abogado para que haga las cosas de abogado? Pues no sé, chica, él dijo que le llamásemos.

Me suelto con brusquedad y empujo la puerta de la calle. El sol me ciega un momento. La idea de dejar a Stone en la puerta esperando el resto del día es muy tentadora, pero dudo que Harry vaya a aparecer. ¿Por qué iba a hacerlo? Le dije que me gustaba y se ha largado, porque ya tiene lo que quiere. Ha ganado. Y su interés por mí, ha desaparecido del todo.

―¿Qué quiere, Stone? ―le pregunto, más borde de lo que pretendo.

Él me mira de arriba abajo, sin ningún disimulo. Me he puesto un vestido ligero, porque hace calor, y me arrepiento, porque hace que me sienta desnuda.

―Ofrecerte un trato.

―No me interesa, gracias.

Me doy la vuelta y él me sujeta del brazo. Tira de mí para que le mire de nuevo. Por suerte llevo deportivas cómodas, o me habría tirado de los tacones. Trato de soltarme de él, pero me sujeta con mucha fuerza.

―Escúchame, no vayas de digna, que me he enterado de que te has estado acostando con Ayers a cambio de su favor legal.

Dejo ir una carcajada sin humor y me suelto de él de un tirón. Siento como me araña el brazo, pero me da igual, solo quiero que deje de tocarme.

―No te has enterado de una mierda, porque no es verdad.

―El dueño quiere vender el terreno, le he hecho una oferta.

―¡No puede venderlo con nosotros aquí! ―le grito indignada.

―Sí que puede, y lo que pase después, dependerá de ti, preciosa. Si decides ser amable conmigo, respetaré el contrato de alquiler. Si no...

Si en diez citas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora