16.- Quinta cita - parte dos

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¡Holi! Estoy flipando con la cantidad de votos y la rapidez con la que los disteis en el capítulo anterior, así que nada, aquí está el siguiente (antes de tiempo, para que veáis que yo también cumplo). ¡Espero que os guste!

Subiré el capítulo 17 cuando este tenga al menos 215 votos :D. (Me quedé a 4 en el capítulo anterior y me hace ilusión una cifra tan redondita jajaja)

*

Summer

Quizá he juzgado muy a la ligera a Harry. Tal vez sea un capullo, eso no voy a negarlo del todo y también bastante desastre, solo tengo que recordar la primera vez que vino a por Friend. Pero no es solo un capullo y un desastre.

Se ha pasado toda la mañana revisando papeles. Primero me ha pedido que le enseñase bien todas las instalaciones. Y he obedecido, claro. Incluso con cierto orgullo, por la visión que yo tenía para este lugar y que al final se ha ido quedando cada vez más reducida, cada vez más ahogada por las deudas. Ha alucinado, o eso creo, porque se ha puesto en plan trabajador formal y no había quien supiera lo que pasaba por su cara, al ver la clínica. Mi idea era que la parte veterinaria diera fondos para mantener el refugio. Pero, al parecer, no puedo tener una clínica aquí. Solo pudimos usarla dos meses. Aún huele a nuevo. Y hay material sin estrenar, con el precinto.

He acabado la visita guiada en el despacho, donde le he dado todos los documentos que me ha pedido y se ha sentado en el escritorio a revisarlos con ojo experto, extendiendo papeles por toda la mesa.

Solo he vuelto a verle una vez, a media mañana, preocupada por si estaba bien, y para ofrecerle algo de beber. Solo ha negado y me ha dado las gracias con suavidad. Y no estoy segura de que nunca me haya dado las gracias por nada, así que tiene que estar muy concentrado. Yo me he quedado unos segundos de más, con el hombro apoyado en el marco de la puerta. Me pidió unos folios y unos bolígrafos y anotaba a toda prisa con un bolígrafo negro. Con uno rojo entre los labios y pasando el dedo de la mano derecha sobre líneas del papel, para no perderse mientras escribe, supongo. Es zurdo, aunque no me he dado cuenta hasta ahora.

Cuando alzó la vista hacia mí al darse cuenta de mi intromisión, salí de allí casi corriendo. No quiero que vea que le espío.

Sale cuando ya debe ser la hora de comer y estoy a punto de pedirle a Roy y mi hermana que se vayan a casa sin mí. Solemos comer juntos algo rápido y luego volver a sacar a los perros. Si podemos, como hoy, lo hacemos juntos, para que uno solo no tenga que dar tres viajes, como hacemos normalmente por la mañana y la noche.

Creo que ni Kate ni Roy quieren irse sin enterarse del veredicto, de todas formas. Harry sale pasándose una mano por el pelo revuelto, con el boli aún entre los dientes. Da una caricia a Friend y otra a Reina al llegar junto al mostrador con nosotros, pero me parece que lo hace sin darse cuenta, porque va mirando sus papeles. Cuando alza la cabeza al fin, parece sorprendido de vernos a los tres aquí: mi hermana y Roy al otro lado del mostrador, yo apoyada en el taburete.

―¿Nos va a echar? ―pregunta Kate ansiosa.

―¿Stone? Más quisiera ―replica Harry, con cierta pasión, creo que odia sinceramente a ese hombre―. Pero vayamos por partes, ¿vale? Primero, nadie puede echaros hasta dentro de tres años, salvo que dejéis de pagar el alquiler. Segundo, hacéis un montón de cosas mal que tenemos que arreglar. Y, tercero y por mucho que me joda, mi consejo profesional es que busquéis otro sitio.

―¿No has dicho que no podía echarnos? ―pregunto boquiabierta.

―No puede, pero va a estar jodiendo. ¿Por qué ha llegado Stone con la policía? Porque sabía que había dieciséis perros dentro. ―Señala a Friend―. Os está vigilando. Seguramente tenga a alguien fuera.

Si en diez citas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora