27.- Béisbol

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Me habéis comentado varias veces que os aparece que he subido capítulo sin ser verdad. He llegado a la conclusión de que cuando estoy preparando los capítulos siguientes la lío al tocar cosas T_T. Perdón por las molestias, una es trabajadora, pero torpe también jajaja.

Subiré el siguiente capítulo a partir de que este llegue al menos a 260 votos.

*

Summer

―Mañana te toca ir al béisbol con papá ―me dice Kate, cuando acabo de cerrar la puerta a la última clienta del sábado.

Estoy agotada, no pensé que fuera a cansarme tanto llevando mi propia clínica, pero no he parado en todo el día. Y así durante los últimos ni-me-acuerdo-de días. Porque el domingo pasado con la mudanza tampoco descansé. Para colmo anoche volví tarde de cenar con Harry. Sonrío como una idiota al pensar en él. Nos quedamos en el restaurante hasta que fueron a cerrar. Harry les dio una propina muy generosa por las molestias, porque está claro que nos aguantaron más tiempo del normal.

Luego me dejó en casa. Me despedí de él con un beso en la mejilla. No le ofrecí a entrar, no me atreví. No quería estropear una cita genial.

Y mañana pensaba dormir hasta mediodía, pero tengo que ir con mi padre. Pienso que soy afortunada, por tener un padre con el que poder ir a béisbol o a cualquier sitio, en realidad. Por lo general, Kate y yo nos turnamos, para ir una semana cada una. Desde hace año y medio que el mejor amigo de mi padre, con el que iba siempre, murió, nos hemos esforzado por no dejarle solo ningún domingo, salvo el anterior, con la mudanza. Supongo que en realidad se acercó por eso, porque nos echaba de menos.

Y debería dar gracias por poder ir con él, pero estoy tan cansada... Me pregunto qué haría Harry, de poder ir con su padre. Y la idea me asalta de golpe. Subo al piso de arriba y me doy una ducha rápida antes de llamar a mi padre. Deben estar preparando la cena, los sábados siempre la preparan juntos, pero me responde rápido.

―¿Qué pasa, cariño? ―me pregunta, con mucha más amabilidad de la que demostró el domingo pasado.

―Quería pedirte un favor, papá ―le pido, mientras me seco un poco el pelo con una toalla.

―Claro, dime.

―Ayer hablé con Harry de su padre y... bueno, creo que no era un padre muy... Como tú.

―Vale, pelota ―bromea, supongo que ha entendido por donde voy.

―Dudo que nunca le llevase al béisbol...

―Ah, no. Ni de broma.

―Nunca ha tenido un padre cariñoso que le apoyase, que le quisiera, que le dijera que lo hace bien, ¿sabes? Se culpa por su muerte y eso es tan triste...

―No voy a llevar a tu novio al béisbol ―asegura, aunque me parece que duda un poquito.

―No es mi novio, es mi amigo, y te recuerdo que él nos ha ayudado gratis con el refugio y nos ha conseguido financiación y un montón de clientes para la clínica. No he parado de atender gente y tengo lista de espera para la semana que viene. Y no quiero ayudarle por eso, es que cuando me habló de su padre, de verdad que lo único que podía pensar era en lo afortunada que era yo por tenerte y lo triste que es que él no tuviera a nadie...

―Está bien, dile a ese tío que le recojo en el refugio. Pero no me hace gracia, Summer.

―¡Gracias, papá! Por cierto, es muy orgulloso, y si le digo que quiero que pase un rato con una buena figura paternal, no va a querer, así que no le digas nada. Le diré que tenía que ir yo, pero que estoy agotada, es tan buen tío que seguro que me hace el favor.

Si en diez citas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora