Estoy publicando SEIS capítulos seguidos, antes de avanzar, comprobad que no os estáis saltando nada y acordaos de dejar vuestro voto y comentario para hacerme feliz.
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Harry
―No sé qué estoy haciendo, Juls ―susurro, con la cabeza apoyada en su hombro.
Nos hemos sentado en el balancín de su porche delantero y nos mecemos con suavidad. Ha enroscado sus dedos con los míos y miramos las flores de su jardín. Siempre me ha encantado el jardín de esta casa, por eso cuando supe que se vendía, pensé en Juls. Le pega, supe que era algo que ella disfrutaría.
―¿A qué te refieres? ―me pregunta, en el mismo tono bajo que yo.
―He comprado un terreno que no quiero, solo porque no soporto la idea de que sufra por culpa de otro dueño cabrón.
―Te devolverán el dinero, ¿no?
―Sí, poco a poco. Ha sido mucho más caro de lo que esperaba, supongo que el dueño ha visto mi cara de gilipollas y se ha aprovechado, aunque reconozco que eso me ha importado poco, solo por joder a Stone.
Me río entre dientes y Juls niega un poco con la cabeza, aunque sé que sonríe sin necesidad de verla.
―Y la he invitado a cenar ―sigo, apretando más fuerte su mano―. Y no sé si quiero cenar con ella. Cuando la vi el lunes no sabía si estrecharla entre mis brazos y no soltarla o correr en la dirección contraria y no volver a mirar atrás.
Juls suspira y me da un beso en el pelo, girando un poco la cabeza.
―Harry, eres la persona más valiente que conozco. Te has sobrepuesto a algo que no todo el mundo es capaz de superar y todo por el amor que nos tienes a nosotros. No puedes ser cobarde con esa chica. Si la amas de verdad, ve a tu maldita mansión, dúchate, ponte guapo y ten la mejor cita del mundo con ella. Esto empezó porque estabas seguro de que podías conquistar a cualquier mujer en una cita, ¿no? Pues ten esa maldita cita. Demuéstrale lo mucho que la quieres y sé sincero. Te sobrará una cita, porque estoy segura de que te quiere tanto como tú a ella, y que estáis actuando así por cobardía. Yo la he visto, sin separarse de ti ni cuando tu madre se puso más cabrona, joder, si eso no es amor, no sé lo que lo es.
Me río un poco de su forma de hablar. La quiero muchísimo. Si no fuera por Juls seguiría durmiéndome en el jardín, perdiéndome los momentos importantes. Y aún tengo un largo camino por delante, lo sé, pero si algo aprendí en alcohólicos anónimos es que hay que ir paso a paso.
Así que el primer paso es preparar una novena cita perfecta. Y que sea la última antes de que lo nuestro se convierta en algo más.
*
Summer
No sé qué ponerme. He dado tres vueltas a todo mi armario. Quiero llorar. Tenía que haber ido a comprarme algo, pero ya no tengo tiempo. Me digo que da igual. Ni siquiera sé si Harry quiere cenar conmigo de verdad o lo dijo porque yo estaba llorando. Quizá me esté arreglando para nada. Solo sé que quiero que me vea, que me vea de verdad. No solo como juego para llevar razón.
Mi hermana me encuentra lanzando toda la ropa al suelo con un gemido de frustración y tira de mi mano para llevarme a su dormitorio. Ni siquiera tengo que decirle nada. Elige un vestido para mí y me lo tiende. Acepto, porque nada mío me gusta. Es un vestido de color rosa pálido, con una falda ajustada hasta medio muslo y un escote en forma de corazón, con tirantes gruesos. Sinceramente me vale, es bonito y me queda bien, o eso creo.
Kate también se encarga de rizarme los mechones de pelo para que caigan con gracia por mi espalda y de aplicarme un maquillaje suave. Apenas me oscurece las pestañas y me da brillo en los labios. Luego me planta un beso en la frente.
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Si en diez citas...
DragosteHarry tiene un enorme vacío dentro que solía llenar con alcohol, pero con su chapa de quinientos días sobrio no le queda más remedio que buscar otra forma de sentirse completo. Y, cuando menos lo espera, se topa con la alguien que hace que ese aguje...