Estoy publicando SEIS capítulos seguidos, antes de avanzar, comprobad que no os estáis saltando nada y acordaos de dejar vuestro voto y comentario para hacerme feliz.
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Harry
No es que no pensase que llevar a Summer a una cita en la que podría ir en bikini, fuera una buena idea por muchos motivos, pero la verdad es que no estaba preparado para que se quitase la ropa delante de mí sin ningún tipo de reparo.
Contengo el aliento cuando deja a la vista su bikini. La parte superior es roja, con una franja negra debajo de los pechos. Va anudado al cuello y a la espalda. La parte de abajo es al revés, negra con la franja roja, también va atada con dos lacitos a sus costados. Y solo puedo pensar en que es un regalo que me encantaría desenvolver. Tirar de las cuerdecitas y hacer que las telas, demasiado minúsculas para mi cordura, caigan al suelo.
―¿Vamos? ―me pregunta con una risa, al ver que yo no me he quitado más que las deportivas.
Dejo que mi camiseta caiga sobre su ropa y cojo su mano cuando la tiende hacia mí. Lleva una pulsera de hilo en el tobillo y el pelo recogido en una trenza bambolea a su espalda. Va con el brazo extendido hacia atrás, como si no se atreviera a soltarme. Y yo solo puedo mirar el movimiento rítmico de sus caderas y la curva redonda de su cuerpo.
―¿Saltamos? ―me pregunta―. Pero no desde arriba del todo, no quiero romperme un pie, me gustan mis pies.
Lo miro sin poderlo evitar. No tengo nada raro con los pies, pero me fijo en sus uñas pintadas de rojo y concuerdo en que me gustan sus pies. Me gusta todo de ella. Qué jodido estoy.
Subimos al risco, no me ha soltado la mano en todo el camino y tampoco lo hace cuando llegamos arriba. Hay gente saltando, así que esperamos nuestro turno.
―¿Saltamos juntos? ―me pide.
―Claro, nena.
Supongo que ahora mismo haría cualquier cosa que me pidiera. Y saltar, a la vez que algo inocente, me parece mucho más. Es una tontería, pero saltar con ella parece algo profundo y metafísico. Algo que quiero hacer con toda mi alma. Arriesgarlo todo a un salto que puede volver a hacerme pedazos.
Nos toca y me pregunta si estoy listo. Y no lo estoy, pero asiento. Aprieta más fuerte mi mano. Yo cuento hasta tres. Y nos lanzamos juntos al agua. Me hundo sin soltar su mano y luego tiro hacia arriba, mientras avanzo un poco. No hay nadie que controle los saltos y no me fio de que el siguiente vaya a tirarse encima de nosotros. Salimos juntos a flote y no puedo evitarlo, de verdad que no, le doy un beso rápido en los labios, cuando aún está tratando de quitarse el agua de los ojos. Se ríe y agita la cabeza.
―¿Te pone el agua? ―me pregunta divertida, antes de empujarme un montón a la cara.
―Me pones tú, nena, pero no te preocupes, acepto que no es mutuo.
―Sí que lo es ―se queja de golpe, sujetándome el brazo, como si temiera que fuera a irme―. Pero te lo dije. Me cuesta mucho confiar y me da miedo que... que estropeemos lo que tenemos por tratar de tener más. Sin embargo, yo... Tú me gustas, Harry.
Sus mejillas brillan por el sol, que calienta las gotas de agua que la mojan. Y se tornan rojizas. Durante un segundo no sé qué decir. No esperaba que lo fuera a soltar así. Lo único que consigo hacer es mover las piernas para acercarme a ella y atraerla con mis brazos. Le rodeo la cintura y sujeto su mejilla, antes de besarla. Me encantan sus labios de fresa. Son adictivos.
*
Comemos aún empapados. A Summer le gusta mucho el agua. Y a mí me ha encantado jugar con ella y enrollarnos. Hemos nadado juntos, echado una carrera y luego solo hemos seguido besándonos. No ha dejado de estar roja en todo el rato y yo lo he disfrutado más que nunca, pese a lo inocente de la situación. Nunca he tenido más de una cita con una tía, y si había besos, era para llegar hasta el final. Sin embargo, aunque llevo todo el día excitado, no quiero dar el paso aún con Summer. Necesito ir despacio. Que sea real. Que importe. No quiero que sea como el resto.
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Si en diez citas...
Lãng mạnHarry tiene un enorme vacío dentro que solía llenar con alcohol, pero con su chapa de quinientos días sobrio no le queda más remedio que buscar otra forma de sentirse completo. Y, cuando menos lo espera, se topa con la alguien que hace que ese aguje...