Subiré el siguiente capítulo a partir de que este llegue al menos a 260 votos. No en cuanto llegue, en cuanto tenga AL MENOS y yo tenga tiempo y ánimo de subirlo :). (Por favor, no insultéis a nadie que no quiera votar, también están en su derecho y no os hagáis cuentas falsas, se nota y no las tendré en cuenta, ya que Wattpad las borra de vez en cuando y los votos vuelven a bajar).
*
Summer
―¿Cómo está mi cachorro? ―pregunta Harry, entrando con energía a la recepción.
Yo estoy sentada en el mostrador, más dormida que despierta. Nos pasamos toda la noche cuidando del perrito, Harry se tuvo que ir justo antes del amanecer, pero no hemos dormido. Y yo apenas dormí la noche anterior, pensando. En la gala, en todo lo que Harry ha hecho por mí... Así que estoy que me muero. Y eso que ha mandado un repartidor a media mañana con cafés para los tres bien cargados y una nota que decía que así nadie le acusaría de descortés.
―¿Tu cachorro? ―pregunto divertida, tirando el vaso del café vacío con disimulo a la papelera.
Me lo bebí en cuanto llegó, claro, pero no he dejado de mirarlo desde entonces. Porque es un detalle adorable, pero no sé qué significa. Bueno, que Harry sabe que no he dormido porque estuvo aquí. Conmigo. En realidad, nos sentamos en el suelo en cierto momento, con el perro sobre mis piernas (tras ponerme ropa seca y dejarle algo de Roy a Harry, porque es doloroso verle sin camiseta, y muy sexi) y puede que dormitásemos un rato.
―Mío. ¿También me lo quieres quitar, mujer malvada? ―pregunta con diversión y sus ojos oscuros resbalan por mi cara hasta parar en mis labios.
Lo que no hicimos anoche, pese a todas las horas en blanco, fue hablar de lo que significaba ese beso. No me atrevo, me aterra que me diga que ese beso significa que ha ganado y que no quiere volver a verme. Así que desvío el tema cada vez que lo saca. Fue un momento de enajenación mental, no debí dejar que ocurriera.
Pero lo deseo tanto... A él, a sus labios, bailar bajo la lluvia... Qué absurdo todo. Porque no quiero besarle para que no sepa cuánto me gusta y no se acabe nuestra extraña relación.
―Yo no ―le respondo, con la boca seca, antes de hacerle un gesto para que me siga atrás.
Reina ha ocupado la colchoneta que puse para el cachorro, aunque le queda un poco pequeña y este duerme plácidamente entre sus patas.
―Creo que ahora es suyo ―bromeo.
―Oh. ―Harry le hace una foto―. Pues parece que vas a tener que quedártelo, no seré yo quien separe a Reina de Príncipe.
―¿Príncipe? ―me río con más ganas.
―Claro, es el nombre perfecto, ¿no crees?
―Supongo. ―No voy a discutírselo, después de todo, lo salvó él. Yo estaba demasiado enajenada como para oír nada―. ¿Qué haces aquí? Es temprano y pensé que tenías reuniones.
―Ya he salido. He estado semanas detrás de una abogada increíble para hacerla socia y resulta que está en la cárcel porque le ha dado por robar el casino de su padre o no sé qué, lo que ha tirado por tierra mi plan y puesto de los nervios al consejo, que ahora quieren contratar un abogado nuevo con vistas para que ascienda, ¿adivina quién es su principal candidato?
―¿Stone? ―Como es el único otro abogado que conozco y él tiene un puesto superior, no es una adivinanza muy complicada.
―He estado tres horas discutiendo con viejos chochos para que entiendan que contratar a alguien que retuerce las leyes para salirse con la suya, cometiendo ilegalidades en el proceso, es aún peor opción que una que ha vaciado las cuentas de su propio padre. La representaría gratis si me prometiese trabajar para mí y librarme del gilipollas de Stone, pero eso a ellos les parece que nos daría «mala imagen».
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Si en diez citas...
RomanceHarry tiene un enorme vacío dentro que solía llenar con alcohol, pero con su chapa de quinientos días sobrio no le queda más remedio que buscar otra forma de sentirse completo. Y, cuando menos lo espera, se topa con la alguien que hace que ese aguje...