20.- Sexta cita - parte dos

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¡La tercera parte de la cita (sí, son tres jajaja) cuando esta tenga al menos 235 votos!

*

Summer

Iba a besarme, lo sé. Y no puedo dejar de pensar en lo mucho que he deseado que lo hiciera. Pero si lo hace, si me besa, si sabe que me estoy colando de este Harry de los últimos días, ¿dará por finalizada la apuesta y se irá lejos de mí? No soporto la idea de perderle y prefiero tenerle como amigo que no tenerle. Aunque el miedo y el desasosiego porque ya es la sexta cita y se está acabando todo, me impide disfrutar del camino en su increíble deportivo que huele a nuevo.

Me pregunto si cambia de coche con la misma facilidad que parece cambiar de mujer.

Me pregunto si me cambiará a mí por otra con la misma facilidad que podría cambiar de coche.

―¿Estás bien? Te has quedado muy callada ―me dice con suavidad.

―Me siento rara con un vestido así ―bromeo―. Como si fuera a alguna alfombra roja.

―Seguro que hay una alfombra roja ―replica, con una risa, mirándome de reojo―. Estás preciosa, Summer. No esperaba... A ver, sé que puedes estar preciosa, no me malinterpretes, pero estás mucho mejor de lo que había imaginado.

―La señora Dufour hace magia ―le digo sincera, porque ha conseguido que yo me emocione por un vestido―. Y habla maravillas de ti.

―Ah, mi plan oscuro ha sido desvelado ―bromea―. Pretendía que te convenciera de lo buen partido que soy. ¿Ha funcionado?

―No, porque ya lo sabía de antes... ―Me mira de nuevo y me doy cuenta de lo que he dicho, lo que implica esa frase―. Estás haciendo mucho por nosotros, Harry, ni siquiera sé cómo voy a agradecértelo.

―No tienes que hacerlo. Lo hago porque quiero, así que no me debes nada, ni siquiera un agradecimiento.

―Entonces... ¿no tenía que ponerme este vestido? ―le pico divertida.

―Sin duda, puedes quitártelo justo ahora, me encantaría, de hecho.

Le doy un golpecito en el brazo, con una risa. Él me sonríe. No hablamos más lo que queda de camino, que tampoco es mucho. El silencio me parece un poco tenso y pesado, me dan ganas de decir algo, lo que sea, pero tengo la boca seca y no se me ocurre nada.

Harry para delante de un edificio opulento y grande, tiene ventanales que dejan ver el elegante interior, aunque unos setos impiden que se vea a la gente, solo alcanzo a ver el techo alto y las llamativas lámparas. En la puerta hay un aparcacoches y, desde aquí, una alfombra roja que conduce al interior.

―Te lo dije. ―La señala, cuando llega a mi lado y me ayuda a bajar del vehículo. Es bajo y con la falda tiene su complicación.

Luego le da las llaves y una propina al aparcacoches, que le saluda con respeto por su apellido. Caminamos juntos por la alfombra. Un par de tipos con uniforme nos abren las puertas de cristal. Por el mostrador que veo al final de la alfombra, me parece que es un hotel, pero Harry se desvía antes de llegar y me guía a un lateral, donde hay un salón gigantesco, debe ser el que se veía desde fuera. Hay una serie de mesas redondas que están ocupadas prácticamente en su totalidad y al fondo un escenario, donde un grupo de cuerda toca música en directo.

Harry aún me lleva de la mano cuando veo lo que hay a los lados del escenario y me quedo parada en seco. He visto el mismo dibujo esta mañana, el símbolo del refugio, con Reina entre los animales.

―¿Qué...? ―empiezo, pero Harry vuelve a guiarme, poniendo la mano tan abajo en mi espalda que me roza el culo. Doy un bote en el sitio por la sorpresa.

Si en diez citas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora