12.- Cuarta cita - parte uno

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¡Holi! 

Necesito que me ayudéis con una duda: me han comentado un par de lectoras que no os permite dejar comentarios en la historia y a mí no me deja responderos a los vuestros en los capítulos anteriores. Quería saber si es cosa de algunas cuentas o si es que no deja poner comentarios en la historia en general. Dejadme un comentario aquí para saber si es cosa de unas pocas o generalizada y así tomar las medidas pertinentes. ¡Gracias!

*

Summer

Trato de no estar nerviosa, si es que puedo controlar eso. Quiero que la cita sea perfecta, porque ya he decidido que será la última. Quizá por eso apenas he dormido. Mi hermana y Roy están plantados tras el mostrador, esperando a Harry, porque son dos cotillos sin remedio. Yo paseo por delante, tratando de no parecer nerviosa, sin controlarlo ni un poco. La puerta se abre con menos brusquedad de la que Harry suele hacerlo y temo que sea Stone, que me tiene de los nervios en el mal sentido.

Pero es Harry.

Reina, que estaba aovillada delante del mostrador, sale corriendo hacia él cuando entra. Lleva a una cría sobre los hombros, supongo que su ahijada, y Friend le acompaña y se acerca a olisquear a Reina mientras Harry le da un par de caricias en la cabeza. Luego nos mira, parece sorprendido por el comité de bienvenida. La niña se aferra más fuerte a él, tiene dos coletitas oscuras muy rizadas y adorables y un peto corto vaquero con un dibujo de un perrito, es monísima.

―Hola ―saluda Harry.

Nadie le responde. A ver, voy a culpar a que lleva un pantalón de chándal ligeramente ancho que cae por sus caderas y una camiseta de manga corta de color gris claro que se ajusta a su torso musculoso. Si fuera ciega, podría leer todos y cada uno de sus músculos con los dedos, porque se distinguen a la perfección. ¡Y madre mía!

Y si hay que sumarle que lleva a la niña que no tendrá ni dos años sobre los hombros y un perro... Debe ser lo más sexi del mundo. Los hombres cuidando de bebés tienen algo que despierta un instinto femenino, no lo digo yo, lo dice la biología. Y, en mi caso, eso se suma a un hombre cuidando de un perro, que también me despierta algún tipo de instinto especial.

La niña va sujeta a su pelo (despeinándole de una forma perfecta) con una risa, él le sostiene las piernas sin ningún problema. Me dirige una sonrisa y me parece que solo le falta chasquear los dedos delante de mi cara. Qué mierda. Es demasiado listo, debe saber perfectamente lo que iba a conseguir con su adorable ahijada colgada a la espalda.

―Hola ―le respondo con la boca seca―. ¿Conoces a mi hermana, Kate, y mi amigo, Roy? ―los presento a toda prisa.

Harry tiende la mano hacia ellos y ambos se chocan por saludarle primero. Agito un poco la cabeza, vaya dos imbéciles.

―Ahora sí lo entiendo ―asegura mi hermana.

―Te lo dije ―murmura Roy, que le conoció el martes cuando Harry vino a buscarme, aunque eso no le hace parecer menos pasmado por la imponente presencia.

Me dan ganas de darles un codazo a cada uno, pero Harry ni siquiera pregunta. Nos presenta a su ahijada entonces, diciendo que se llama Ellie. La niña saluda con timidez con la manita, pero luego vuelve a aferrarse a él.

―¿Nos vamos? ―me pregunta tras ello.

―¿No queréis quedaros? ―le dice mi hermana, ganándose un codazo de Roy ahora.

La ignoro totalmente y señalo la puerta a Harry para que salga delante. Reina se escapa corriendo al lado de Friend cuando este sale detrás del capullo. La llamo, pero Harry me dice que podemos llevárnosla.

Si en diez citas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora