𝐼𝐼𝐼

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HELENA

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HELENA

Me puse unos jeans, mi sudadera negra y mis tenis cuando terminé de bañarme. Regresé al baño para ponerme un poco de maquillaje, y para cuando volví a mi habitación casi suelto grito al ver a Derek sentado en mi cama.

—¡¿Qué carajos haces aquí?! —grité en un susurro para no despertar a Scott.

Caminé lentamente para tomar el bate que estaba recargado en la pared. Él no dijo nada, sólo se levantó y me extendió mi teléfono.

—¿Por dónde entraste? —cuestioné luego de tomar mi teléfono.

—Por la ventana, no deberías dejarla abierta —respondió sin mostrar ningún tipo de emoción.

—Gracias, ahora largo... —revisé la hora, eran las 11:20—, tengo cosas que hacer. —Volví a dejar el bate recargado a la pared al notar que (aparentemente) no era peligroso.

—¿Vas a salir? Ya es tarde.

—Que te importa —lo tomé del brazo para empujarlo hacia la ventana. Miró mi mano en su brazo con el ceño fruncido y rodé los ojos. —No me asustas con esa miradita tuya, así que quita esa cara y regresa por donde viniste.

Se soltó de mi agarre y salió por la ventana antes de voltear a verme nuevamente.

—¿Quieres que te lleve? Tengo auto.

—No confío en ti, eres un extraño —me crucé de brazos.

—No soy un extraño, ya me conoces... —estaba apunto de continuar pero lo interrumpí al ver la hora.

—Sí, sí, cállate, se me hace tarde —salí por la ventana quedando frente a frente con él. —Iré contigo por necesidad, pero si intentas algo juro que te ahorco con el cinturón de seguridad.

No respondió y saltó mientras yo bajaba con cuidado, al subir a su coche ordenó que me pusiera el cinturón y lo hice.

—¿A dónde te llevo?

—¿Conoces el club "The Jungle"? —asintió un poco confundido. —Ahí es a donde quiero ir.

—¿Dejan entrar a menores de edad? —cuestionó mientras empiezaba a conducir.

—No, a menos que tengas una identificación falsa o trabajes ahí.

Nos quedamos en silencio durante un rato, empecé a sentirme incómoda por el silencio, así que decidí hablar.

—Entonces... también eres un hombre lobo, ¿cierto? —Él asintió. —¿Tú mordiste a Scott? —pregunté, rezando internamente para que dijera que no.

—No —respondió con seriedad.

Creo que no es muy social.

Permanecimos en silencio el resto del camino. No pude evitar mirarlo una cuantas veces intentando averiguar porqué se me hacía tan familiar. No encontré nada en mi palacio mental. Una vez que llegamos al club se estacionó enfrente del lugar, me quité el cinturón de seguridad y me giré para mirarlo una ves más.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝐷𝐸𝑅𝐸𝐾 𝐻𝐴𝐿𝐸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora