𝑋𝐼𝑋

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HELENA

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HELENA

—Sabía que no me harías caso —dije al ver a Scott poniéndose su traje.

—Pero... ¿Qué le hiciste a mi hermana y por qué estás tan bella?

—Ahórrate tus alagos, no me cambies el tema, jovencito.

—No estoy cambiando el tema —lo miré seriamente—. Bueno, si. Pero lo digo en serio, te ves muy linda.

—Gracias —respondí con una sonrisa—. Pero yo también hablo en serio, si te apareces por ahí van a matarte.

—Habrá mucha gente ahí, no harán nada que nos exponga, además tú nunca permitirías que me hicieran daño, ¿no es así? —me abrazó mientras sonreía de un modo infantil.

—Sabes que patearía cualquier trasero por ti, idiota.

Scott rió y entró al baño para acomodar su corbata frente al espejo.

—¿Ya están listos, niños? —preguntó mamá entrando a la habitación—. Dios mío, Helena...

—¿Tengo algo malo? —pregunté y quité a Scott del espejo para mirarme.

—No, cariño, para nada —me tomó de las manos y me dio una gran sonrisa—. Estás preciosa, mi niña. Hace tiempo que no te veía usar un vestido.

Ah, era eso.

Siempre uso vestidos en el trabajo, pero fuera de ahí no. Cuando estoy en casa mi estilo se basa en los personajes de Son Como Niños, y no me refiero al de las mujeres.

—Es muy lindo, ¿cómo pudiste pagarlo? —preguntó observando el vestido—. Y tú traje. —Se acercó a ver el saco de Scott.

Miré a Scott en busca de ayuda y él solo negó.

—A mi no me veas —volteó a ver a mamá—. Fue un regalo de su novio, Ian.

Traidor.

No es mi novio, imbécil. —respondí y vi la mirada seria de nuestra madre—. Perdón.

—¿Quién es él? —cuestionó mirándome con los brazos cruzados.

—Un amigo, nada más.

—¿Por qué pagó todo esto? —señaló nuestra ropa.

—¿Porque es generoso? —respondí y luego miré a Scott—. Oye, mamá, ¿Sabías que Scott irá solo al baile?

—¿No tienes una cita? —Se dio la vuelta para mirar a mi hermano y huí de la habitación.

JAJA, venganza.

Entré a la mía y tomé mi teléfono, había un mensaje de Ian diciendo que ya venía en camino. Guardé mis cosas en mi bolso, ne puse un poco de perfume y una chaqueta para el frío. Me di un último vistazo en el espejo y sonreí conforme con lo que veía. Observé mi collar, por un momento pensé en quitármelo y usar otro, pero no podría, ha estado conmigo desde mi nacimiento y no pienso cambiarlo por otro, es parte de mí.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝐷𝐸𝑅𝐸𝐾 𝐻𝐴𝐿𝐸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora