𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝐷𝐸𝑅𝐸𝐾 𝐻𝐴𝐿𝐸

𝐼

HELENA

—¿En qué piensas, Lenny? —preguntó Patrick, inclinando la cabeza para ver mi rostro.

—En la mala caligrafía de Sydney, apenas y pude entender lo que decía —fruncí el ceño y lo oí reír levemente.

Estaba en casa de Patrick, ya había terminado de revisar algunos ensayos de sus alumnos, al igual que todos los sábados por la tarde.

—¿Terminaste? —asentí y él me extendió su mano.

Dudosa, terminé tomando su mano para luego rodear la mesa de centro. Al estar junto a él solté su mano y me quedé ahí, mirándolo desde la altura. Llevó ambas manos a mi cintura y tiró de mi cuerpo haciéndome quedar en su regazo. Me tensé al instante, esta posición se había vuelto constante y no sabía si eso me agradaba.

—Eres realmente adorable, Lenny —susurró mientras sus manos se metían por debajo de mi blusa. —No tienes ni idea de lo mucho que me gustas.

Sus manos iban recorriendo y acariciando mi cuerpo con suavidad, erizándome la piel cuando pasaba las yemas de sus dedos por mi cintura y espalda baja. Sentí como mordía mi cuello y después de eso succionaba para dejar una marca. Acarició mi abdomen haciéndome soltar un leve jadeo.

—Shh... —susurró antes de pegar sus labios con los míos en un beso brusco y desesperado.

Me acomodó en el sofá haciéndome quedar recostada por completo mientras que él estaba encima de mí, acorralándome. Desabrochó mi pantalón y entré en pánico al ver que tenía la intención de meter su mano, así que lo detuve al instante.

No me gustaba cuando hacía eso. Algunas veces se sentía bien, pero otras no tanto.

—No quiero —dije sujetando su muñeca.

—Hoy podríamos intentar algo nuevo... ya han pasado casi cuatro meses desde que empezamos esto.

Supe a lo que se refería cuando volvió a besar mi cuello mientras que con una de sus manos intentaba tirar de mi pantalón hacia abajo. Puse ambas manos en su pecho para apartarlo.

—No quiero hacerlo, aún no estoy lista —mi voz tembló un poco. —Te lo he dicho varias veces.

—Todo estará bien, Lenny —acarició mi mejilla. —Sólo dolerá un momento y después verás que te gustará tanto como a mí.

—Patrick, quiero irme a casa.

—Sólo espera un rato más. —siguió besando mi cuello.

—No quiero que me toques.

Creí que luego eso pararía pero no lo hizo. Intenté tomar sus muñecas para apartar sus manos de mi cuerpo, pero él terminó tomando las mías, pasándolas por encima de mi cabeza limitando mis movimientos. Sentí como presionaba su erección contra mí, fui ahí cuando entré en pánico y usando todas mis fuerzas giré nuestros cuerpos provocando que ambos cayeramos al piso.