𝐸𝑋𝑇𝑅𝐴: 𝑇Í𝑂 𝐽𝑂𝐸

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HELENA

La noche anterior luego de lo de Gerard no pude regresar a mi casa, realmente no quería ver a Scott ni en pintura. Así que decidí quedarme con Ian.

Íbamos llegando con los Hale y Isaac a la vieja mansión. Había decidido confíar un poco más en Peter, hasta ahora, es uno de los pocos que no me ha mentido.

Ian me tomó de la mano para evitar que tropezara cuando me vio distraída observando el collar en mi pecho. Él me lo había devuelto la noche anterior, cuando me lo puse nada cambió, aparentemente al quitármelo rompí el hechizo que tenía.

Derek intentó tomarme de la otra mano y lo aparté al instante dándole un manotazo.

—Recuerda que estás castigado —alcé una ceja levantando la vista al ver que rodaba los ojos. —Tú te lo buscaste por no decirme la verdad de mi collar, pudimos ahorrarnos muchos problemas si hubiera tenido tanta fuerza.

—Esto es estúpido —murmuró. —Hubiera preferido que me golpearas igual que a Peter en lugar de este estúpido castigo.

Su castigo era que no podía tener ningún contacto físico conmigo hasta que yo lo decidiera, eso significaba que no habrían besos para él por un buen tiempo... a menos que yo termine cediendo a la tentación.

Nos detuvimos al estar frente a la vieja casa.

—Y aún no te ha contado todo —dijo Peter, luego miró a su sobrino. —¿O sí?

—¿De qué hablas?

—¿Por qué crees que Derek tenía tanta prisa en formar una manada? —se recargó en un árbol. —¿Porque quería más poder y más lobos? Cuando hay un Alfa nuevo la gente lo nota.

—¿Qué tipo de gente? —preguntó Isaac, se dio la vuelta para señalar la puerta de la casa. —¿Qué es esto? ¿Qué significa?

—Es su símbolo, significa que ya vienen —respondió Derek.

—¿Quiénes?

—Alfas.

—¿Más de uno?

—Una manada.

—Una manada de Alfas —dijo Ian con la mirada perdida. —Y no vienen... ya están aquí.

—¿Acaso es mucho pedir un poco de paz? —chillé con frustración, recargando mi frente en su hombro. —Debí dejar que Peter me matara cuando era Alfa.

—No tienes que involucrarte en esto si no quieres, brujita —dijo Derek.

—De hecho tendrá que hacerlo.

Todos nos dimos la vuelta para ver al dueño de la voz. Era un tipo rubio, no parecía pasar de los 30.

—¿Joseph/Cuervo? —dijeron los Hale y Ian con sorpresa.

Entrecerré los ojos cuando nuestras miradas chocaron.

¿Dónde lo he visto antes?

—Es un gusto volver a verte, niña —sonrió de soslayo, abrió la mochila que traía consigo y sacó un libro que reconocí al instante. —¿Recuerdas esto?

—Tú —gruñí. Ian me rodeó con sus brazos cuando traté de abalanzarme sobre el rubio. —¡Suéltame!

—Tranquila, estrellita —me soltó cuando terminé de patalear. —¿Lo conoces?

Asentí rápidamente.

***

Iba caminando sola por el bosque como de costumbre, Scott se había enfermado, así que no había podido acompañarme.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝐷𝐸𝑅𝐸𝐾 𝐻𝐴𝐿𝐸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora