𝑉𝐼𝐼𝐼

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HELENA

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HELENA

Una vez que Scott se fue a la escuela y mamá salió para ir al hospital yo me fui en mi bicicleta hasta la reserva. No me importaba si aún tenía algo de fiebre, me preocupaba más ver que mis heridas estaban comenzando a sanar.

Al llegar me adentré en el bosque hasta llegar a la casa Hale. Dejé la bicicleta a un lado de la casa y entré con cuidado. Apenas di unos pasos y vi a Derek ejercitándose, estaba dándome la espalda, así me quedé parada detrás de él.

Sé que me escuchó entrar, pero aún así no hizo nada y siguió haciendo ejercicio. Tosí falsamente para que me prestara atención, lo oí soltar un suspiro y bajó del marco del cual se estaba sujetando para voltear a verme.

—¿No deberías estar en la escuela? —preguntó, antes de tirarse al piso para hacer lagartijas.

—No me siento muy bien.

—Entonces deberías estar en casa, no aquí —respondió con un tono seco.

¿Acaso nunca está contento?

—Derek... es que pasó algo.

Se levantó del piso dando un salto y se acercó a mí, demasiado para mi gusto. Di unos pasos atrás, no pude evitar mirar su abdomen y levanté mi vista rápidamente para que no lo notara.

Diosito dame fuerzas que me siento débil.

La mirada que me estaba dando me hacía saber que podía oír mi corazón acelerado por los nervios... y tal vez por él.

—¿Ahora qué hiciste?

¿Por qué siempre asumen que hice algo malo? Que poca fe me tienen todos, eso deberían preguntárselo a Scott o a Stiles, ellos son los que hacen estupideces todo el tiempo.

—Fue el Alfa —bajé un poco la camisa de cuadros que llevaba encima—. Yo estaba en el videoclub con Jackson la noche que asesinó a ese empleado... y pasó —quité la venda dejando ver las marcas de las garras.

—¡¿Y por qué no lo dijiste antes?! ¡Helena, eso fue hace dos días! —gritó con molestia—. Por un demonio, pudo matarte.

Su enojo podía sentirse en el aire, eso me hizo sentir algo intimidada. Por eso, cuando intentó tomarme del brazo no pude evitar empujarlo con todas mis fuerzas, tirándolo al piso.

—Lo siento, lo siento... —me acerqué a él—. Me asusté —le ofrecí mi mano, pero la rechazó y se levantó él solo.

—¿Tienes idea de lo que podría pasar ahora? —me miró seriamente. —Si te transformas... serás parte de su manada. Debiste decirlo al momento.

—Lo sé y lo siento, pero no quería que nadie se preocupara, todos tienen sus propios problemas gracias a todo eso, no quería darles otro —hablé con rapidez—. Creí que todo estaba bien, pero hace rato vi que uno de los rasguños estaba casi curado y me asusté, por eso vine contigo.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝐷𝐸𝑅𝐸𝐾 𝐻𝐴𝐿𝐸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora