𝑋𝑉𝐼𝐼

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MARATÓN 1/3

El aroma a preocupación estaba impregnado en toda la veterinaria

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El aroma a preocupación estaba impregnado en toda la veterinaria. Ya habían pasado casi dos horas y no tenían noticias de la bruja y el omega.

Luego de que Derek rescatara a Scott de la esposa de Argent el Alfa supo que algo andaba mal, podía sentirlo a través de la conexión que compartía con la bruja. Intentó llamarla, ella no respondió. Fue así que cuando Scott despertó lo puso al tanto de lo que sentía, él llamó a su mejor amigo Stilinski y el Alfa llamó a sus betas. Fueron a la casa del omega, pero no habían indicios de que algo malo hubiera pasado con ellos.

Todos se separaron, buscando en los lugares a los que recurría la bruja esperando encontrarla. La manada volvió a reunirse en la veterinaria, sin ningún tipo de suerte. A excepción de Stiles, él encontró un dólar tirado en la calle.

A través de la conexión el Alfa podía sentir que nada mejoraba con la chica. Pudo oír el eco de un disparo en su cabeza, sabía que eso no era nada bueno, pero tampoco dijo nada para no preocupar a los otros. Podía sentir lo enojada que estaba, su estrés y lo cansada que se encontraba, hasta que de un momento a otro todo sentimiento o emoción desapareció. Cosa que preocupó al Alfa más de lo que ya estaba. Llevó una de sus manos hacia su hombro izquierdo, sentía un molesto piquete que no dejaba de fastidiarlo desde hace un rato.

—Creo que voy a llamar a mi padre —dijo Stilinski, moviendo una de sus piernas por la ansiedad que sentía al no saber nada de su mejor amiga.

—Helena está con Ian, ella estará bien con él. Ustedes tienen que descansar —dijo el veterinario con calma, señalando a Scott y Derek.

—Lo siento, Deaton —dijo McCall levantándose de su lugar—. Pero se trata de mi hermana, y si está en peligro no voy a quedarme sin hacer nada.

El Alfa desvió su atención de la conversación para mirar hacia la entrada por un presentimiento.

La campana de la puerta principal sonó llamando la atención de los otros. Ian apareció en el consultorio con Helena en sus brazos.

—Deaton, necesito tu ayuda —dijo el omega con desesperación. —Le dispararon en el hombro, ya sacó la bala.

El veterinario asintió comenzando a sacar todo lo necesario para limpiar y curar la herida, el omega recostó a la bruja sobre la mesa metálica, mientras que los demás se encontraban atónitos al verlos manchados de sangre, en especial Helena.

—Estuvimos buscándolos toda la noche —dijo Derek mirando con preocupación a la bruja—. ¿Qué diablos les pasó?

Tomó una de sus manos para aliviar cualquier tipo de dolor que pudiera sentir y giró la cabeza para mirar al omega.

—Nos aburrimos y salimos para jugar a La Masacre de Texas —respondió el omega para intentar calmar la ansiedad que sentía. Humedeció un trapo y comenzó a limpiar la sangre alrededor de su boca.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝐷𝐸𝑅𝐸𝐾 𝐻𝐴𝐿𝐸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora