¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La mañana había pasado con lentitud para SeungMin. Había tenido que asistir a las primeras clases donde no conocía a nadie y donde era ignorado por la mayoría de los que estaban en el lugar. Mentiría si dijera que no era alguien sociable, porque la verdad es que disfrutaba de conocer gente nueva, de escuchar algo de ellos, de crear amigos o poder charlar un poco.
Oh SeungMin era alguien tan amigable que se volvía difícil el odiarlo.
Y sin embargo, todo lo que estaba recibiendo en esa institución no era más que clases y odio, lo cual lo volvía un problema porque se trataba de su primer día. Si esto comenzaba así, ¿cómo se suponía que fuese a terminar?
Luego de entregar su documentación le habían explicado como consistían las clases, los profesores, las asignaturas y reglas del lugar, también le recordaron cuáles eran los beneficios y obligaciones que le correspondían gracias a la beca que había obtenido con tanto esfuerzo, además de hacerle entrega de los materiales que requeriría para ello. En secretaría conoció a dos chicos, Christopher y Felix, los cuales también eran becados en esa universidad, con la diferencia que venían del extranjero, ambos de Australia. Fue muy poco lo que pudo hablar con ellos, solo se presentó y tuvo que salir corriendo para no llegar tarde a su primer hora, pero en esos momentos se maldecía por no haber preguntado las cosas básicas para encontrarlos luego, como sus carreras o sus apellidos.
La hora del almuerzo se aproximaba y su apetito se había ido completamente al saber que tendría que estar en un lugar repleto de personas que lo mirarían con desprecio, como si tuviese una peste o algo por el estilo. Por eso, cuando la campana del receso sonó, solo se permitió ver cómo todos se marchaban. Agradecía que su madre le hubiera metido en su mochila algunos snacks para que no pasase hambre, a pesar de que él se había negado completamente. Sabía que importante era para esa mujer que su hijo se mantuviera fuerte, por eso sonrió cuando tomó su jugo de mango favorito con aquellos sandwiches de jamón y queso, todo empaquetado en una lonchera pequeña de la cuál no se había percatado hasta ese momento. Colocó música en sus audífonos y decidió relajarse un poco, cerrando por un momento sus ojos mientras "almorzaba".
Ahora que lo pensaba mejor, ¿por qué todos estaban actuando así? Sabía que se debía a que era alguien de bajo recursos pero, ¿hasta que punto podían llegar? Aunque quisiese evitarlo, no podía dejar de pensar en como sería su día a día si eso no cambiaba pronto. Entendía, o al menos quería entender, porque era que hacían eso, pero por otro lado sentía que era injusto. Durante las horas que tuvo de clases, tuvo que ver cómo la persona que estaba a su lado empujaba su mano cada que escribía para que rayase sus apuntes, o como al estar junto al pasillo de la puerta su mochila era pateada por casi toda persona que ingresaba.
Quería sentir que estaba exagerando porque, ¿no era solo eso? Quizá su mente le estaba jugando una mala pasada al sentirse diferente, al sentir que no encajaba en un lugar como ese. Quizá todo lo que notó por parte de sus compañeros no fueron más que accidentes inocentes que a cualquiera podría pasarle pero que su mente los exageró para sentirse excluido.