―Estúpida universidad que me hace venir un día martes en la mañana solo para que un jodido profesor decida faltar a la maldita clase sin dar aviso previo. ―JunHan dejó caer sus libros con brusquedad sobre una de las mesas desocupadas de la biblioteca, siendo observado por todos los presentes que se encontraban estudiando esa mañana en el lugar. Una mujer a unos metros de él le hizo una seña para que guardara silencio, pero este solo rodó sus ojos―. Además de tener que quedarme en este mugroso lugar solo por no poder regresar a casa porque a las diez tengo otra jodida y asquerosa clase. ―Se sentó sin más en el lugar desocupado y con fuerza abrió el enorme libro frente a él, volviendo a llamar la atención.
Era más que evidente que JunHan no estaba teniendo un buen día, y a decir verdad podía considerarse que no estaba teniendo si quiera una buena semana a pesar de que recién era martes. Lo que había sucedido el sabado en casa le era motivo suficiente para seguir aún con tan mal humor. El enojo no se había apaciguado, por el contrario, sentía que este iba en aumento cuando lo recordaba. Como en ese momento, que la imagen de sus tan preciadas macetas destrozadas llegó a su cabeza, haciendo que golpease nuevamente el libro que tenía consigo, recibiendo la señal de silencio una vez más.
Quizá para muchos no era motivo suficiente para estar furioso, al fin y al cabo solo eran algo material que, aunque no tuvieran reemplazo alguno, podría enviar a realizar nuevas personalizadas. Era solo que la cosa no iba por ahí. Aquellas macetas las había conseguido su hermano cuando se mudó a Europa y visitó Venecia. JiSung realmente se había esforzado demasiado en encontrar a aquel artista retirado luego de saber que a JunHan le gustaron las esculturas que realizó durante sus años de escultor y que pudo conocer gracias a que JiSeok le enseñaba sobre eso. Su enojo era más que justificado por todo lo que JiSung tuvo que pagar para que el hombre realizara no solo una, sino seis de ellas, donde dos le fueron entregadas a JiSeok y otras dos a Gunil. Ahora ya no tenía eso y se sentía culpable de que el esfuerzo del mayor fuese en vano.
Inevitablemente, la persona culpable de su enojo hizo presencia entre sus pensamientos y le fue imposible no dejar escapar una maldición en forma de murmuro, llevando su mano a su cien para masajear la zona. El dolor de cabeza apareció de golpe cuando recordó como ese pelilargo sostenía entre sus manos aquellos objetos tan preciados completamente dañados. Una mueca se posó en su cara cuando al instante llegó el recuerdo de como había caído en sus brazos hace una semana atrás, soltando un pesado suspiro de cansancio. Y su rostro tomó un intenso color carmín cuando la imagen más reciente lo invadió, donde él estaba únicamente con shorts de natación, sin nada que cubriese el resto de su cuerpo, lo cual el pelilargo pudo presenciar. Su cabeza golpeó el libro anterior y en él ahogó un pequeño grito.
No entendía porque ese nuevo jardinero le generaba tantas sensaciones confusas y diferentes en tan poco tiempo, pasando de un irremediable enojo a un extrañó latido rápido en su corazón para acabar en una timidez y pena que lo avergonzaba.
Parte de su molestia era debida también a que, causa de esas sensaciones que le provocaban un extraño dolor de estómago el cual podía calmar con nada, no había sido capaz de tomar la decisión de despedirlo definitivamente como era merecido. El nuevo jardinero había hecho algo realmente malo: estuvo en un lugar prohibido y además causó daños irreparables en este. Entonces, ¿por qué estaba siendo débil?
ESTÁS LEYENDO
𝗔𝘀 𝗕𝗲𝗮𝘂𝘁𝗶𝗳𝘂𝗹 𝗔𝘀 𝗔 𝗙𝗹𝗼𝘄𝗲𝗿 - [ᴊᴏᴏʏᴇᴏɴ x ᴊᴜɴʜᴀɴ]
Sonstiges ❝𝘓𝘢𝘴 𝘧𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘥é𝘣𝘪𝘭𝘦𝘴. 𝘚𝘰𝘯 𝘪𝘯𝘨𝘦𝘯𝘶𝘢𝘴. 𝘚𝘦 𝘥𝘦𝘧𝘪𝘦𝘯𝘥𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘯 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘪𝘯𝘢𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘴𝘶 𝘥𝘦𝘧𝘦𝘯𝘴𝘢.❞ ...